Tras casi dos meses del paro agrario que iniciaron los trabajadores de agroexportación, Raúl Molina Martínez, exviceministro de Gobernanza Territorial de la PCM, explica a DePolítika cómo hizo frente a los conflictos sociales durante su gestión en la PCM. Y lo importante que es el cierre de brechas de las desigualdades territoriales que existen en el Perú. Además de incluir a las comunidades, a las empresas y al Estado en el desarrollo del país, donde el objetivo sea el crecimiento económico para más peruanos.
¿Cómo afrontó los conflictos sociales durante su gestión?
Algunos me reprocharon que me expusiera demasiado. Muchas veces lo que he conseguido para pacificar una crisis ha sido escuchando. El siguiente paso es cumplir lo que se acuerda y tengo que reconocer que el Estado Peruano tiene un grande déficit porque muchas veces la mayor batalla era lograr que las entidades públicas cumplan con lo que se comprometen y mi política fue comprometerme en una lógica escalonada. Siempre le decía a nuestros compatriotas con los que interactuaba: Mejor hagamos un propósito corto a nuestro alcance y sobre esa plataforma nos proponemos uno mayor.
Esa fue nuestra práctica en la Amazonía loretana y en el Corredor Vial Sur, que han sido dos de los espacios que me han acompañado en ebullición, pero al final logramos tener un relacionamiento y la construcción de confianza, que creo es la clave para que esto comience a encontrar cauces de diálogo y paz.
Y lo que está pidiendo la gente ahora es que los acuerdos representen diferencias en su vida. Eso es lo que nos pedían los indígenas de Loreto, los comuneros del Corredor Vial y lo que han pedido ahora los jornaleros agrícolas.
Sin embargo, Molina explica que los roles que tienen las diferentes instituciones del Estado a veces pueden generar que la relación con la gente sea distante o difícil de entender las cosas de manera similar. “Muchas veces nos ha pasado que hacíamos acuerdos en los territorios que buscaban una cosa que es elemental en un país como el Perú, que es cerrar brechas relativas de cobertura de bienes, servicios públicos y cuando veníamos al Ministerio de Economía y Finanzas o a los ministerios sectoriales, no terminaban de entender una cosa que creo es absolutamente indispensable hoy”.
Agregó que, si no se comienza a cerrar las desigualdades de desarrollo territorial que hay en el país, las cuales se expresan en carencias importantes de nuestra población, “este país cada vez va ser más conflictivo y por lo tanto más difícil de gobernar. Y, a veces sí tengo que confesar que he sentido que algunos de mis colegas del MEF no entendían la perentoriedad de ese tipo de política”, explica.
Una de las cosas que propuso su gestión fue el “Plan de cierre de brechas”, que buscaba tener una agenda en un mediano plazo multiactor donde todos mejoraran la calidad de vida de las comunidades indígenas de la zona petrolera, específicamente en Loreto, para luego replicarse en otros lugares.
Pero para cumplir esto, una de las cosas que recordaba Molina es lo que decía el expremier Salvador Del Solar, que las empresas no solo tienen que ser vecinas de las comunidades, también ser socias del desarrollo del territorio. “Yo empresa no puedo, ir más lejos en mi desarrollo sin los trabajadores; nosotros trabajadores, no podemos ir más lejos en nuestra mejora de calidad de vida sino tenemos un desarrollo y ellos dos reconocer que no vamos a poder desarrollarnos sin un Estado fuerte y capaz de cumplir lo que se compromete”, señala.
Y no dejar que solo la empresa privada se encargue de mejorar la comunidad. “Tenemos que fortalecer la organización de las comunidades territoriales, de los jornaleros agrícolas, de nuestros jóvenes para tener interlocutores en las negociaciones de políticas que los favorezcan y no dejar a las empresas privadas frente a individuos”. Y que el Estado nunca puede salirse de estas discusiones. “Por eso me parece muy bien que el primero de enero, cuando volvió a brotar el conflicto de La Libertad, inmediatamente fueron ministros”, dice.
Lo sucedido en Ica, La Libertad y Piura, considera que debieron realizarse reuniones más pequeñas para profundizar los pedidos de cada parte involucrada ya que había distintos pedidos en diferentes regiones. “Así como Ica se calmó y La Libertad volvió a erupcionar, en Piura y Lambayeque no han estallado ¿por qué? Eso debería estudiarse, porque puede que haya relaciones distintas entre las agroexportadores de Lambayeque y Piura que ha permitido que esta relación sea más sostenible, que las hubo con las agroexportadoras de la Libertad e Ica”. Para Molina, visto desde afuera no siente que el Ministerio de Agricultura, se haya involucrado lo suficiente como para saber la rentabilidad real de los diferentes productos. “Yo hubiera aspirado a una norma que tuviera tratamientos distintos, para segmentos de distintos de productos y realidades de agroexportador diferentes”.
Con respecto a las próximas elecciones generales, dijo que en esta campaña política debería de abordarse el tema de las desigualdades territoriales. “Porque mientras sigamos teniendo comunidades, distritos, provincias, cuencas o departamentos, donde predomina el atraso, esos peruanos que en los años cuarenta podían estar quietos o silenciosos, ya no están dispuestos a seguir aguantando”, menciona.
Y, que este cambio de gobierno y la campaña previa debería de poner en discusión algunos temas que son claves para un futuro viable entre peruanos, “donde seamos una sociedad más cohesionada, donde todos nos reconozcamos unos a otros y por lo tanto, comencemos a confiar más. El premier del Solar, siempre decía que el Perú está enfermo de desconfianza y estoy convencido de que es así.”, dijo.