Arquero bien parado

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Foto: RPP

Luego del estrepitoso fracaso de la moción de vacancia presidencial en el Congreso, el horizonte comienza a abrirse hacia las elecciones del 2021. La encuesta de Ipsos publicada hoy confirma una tendencia esbozada desde principios del año, con la consolidación de George Forsyth como el personaje con más potencial para convertirse en el próximo inquilino de Palacio de Gobierno.

La idea todavía suena remota y la inexperiencia política del alcalde de La Victoria hace creer a muchos que su historia será la de otro globo que se desinfla antes de que la campaña entre en calor.

Pero más allá de los lugares comunes de los últimos años -los tsunamis estilo Fujimori padre, los volteretazos espectaculares, la decisión en la cola de votación de la mayoría- vale la pena darle una mirada a la trayectoria de las encuestas en los últimos procesos electorales. Tanto en 2011 como en 2016, por cierto, la candidatura de Keiko Fujimori fue el eje que aglutinó al electorado, tanto a favor como en contra.

Pongámonos a estas alturas hace casi una década. En septiembre de 2010, Keiko era la puntera con 24% y le seguía Luis Castañeda con 19%. Seguían en apretada sucesión Alejandro Toledo (16%) y Ollanta Humala (14%). Mucho más atrás, casi en el rubro de otros aparecía Pedro Pablo Kuczynski con 2%. En los meses siguientes, hubo subidas y bajadas. Castañeda despuntó temprano y luego se cayó. Toledo pasó a acumular la marea antifujimorista pero al final también perdió el ticket al repechaje de la segunda vuelta. Por entonces sus defectos ya estaban firmemente instalados en la psiquis electoral y su ex primer ministro PPK terminó como una opción más potable para ese sector del electorado. El Cholo y el Gringo terminaron por anularse mutuamente y le abrieron paso a una segunda vuelta de extremos: Keiko y Humala. Aún así, el antifujimorismo pudo más que el miedo a Humala, que ganó ambas vueltas y terminó en Plaza de Armas.

Para octubre de 2015, Keiko aparecía con 35% según Ipsos, y alrededor de ese porcentaje constante se mantuvo durante toda la campaña. PPK ya era el segundo en contienda con 19% pero en el camino fue desplazado por Julio Guzmán, cuya candidatura no llegó a nacer por virtud de la tramitología electoral. El resto fue historia. La candidatura de César Acuña también se cayó en el camino y la izquierdista Verónika Mendoza fue animadora del proceso, aunque PPK le ganó el boleto al ballotage. El casi 40% de votos válidos en la primera vuelta le dio a Fuerza Popular la mayoría en el Congreso, lo que ha definido el devenir político hasta hoy.

Hoy Fujimori tiene el 7% en la encuesta de Ipsos y sigue bastante empapelada. El antifujimorismo no domina más el panorama. Parece que el mejor momento de Guzmán también ya pasó, con 4% a pesar del buen papel de su bancada en el despelote del parlamento actual. Daniel Urresti ―que ya fue una figura de anticuerpos en la carrera por la alcaldía de Lima en 2018― aparece con 11% y más allá de él hasta ahora no asoma la candidatura militar que tanto entusiasmaba a un sector de las redes. Acuña no sale por ningún lado aunque es muy temprano para saber si tiene que ver con el sinuoso papel de su bancada. Lo mismo podría decirse de Acción Popular, dividido y sin cabeza luego de la promesa que volvía a representar en los últimos años.

El mapa de los sondeos cambiará, qué duda cabe. Pero el arquero comienza el partido bien parado y la historia reciente sugiere que un jugador que arranca así tiene muchas posibilidades de terminar por disputarse el partido.

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