La ética y el respeto que nos hace falta

0
Foto: Kesfialem

Ayer al medio día estaba frente al televisor en un restaurante, un local pequeño que vende menú en Breña, las pocas mesas, un mostrador y un televisor son parte de los muebles que se mantienen estáticos frente al intenso movimiento de comensales y mozos que rápidamente toman los pedidos, corren a la cocina y reparten los platos del día, en medio de este ajetreo un televisor de 50 pulgadas muestra imágenes violentas, en menos de diez minutos una mujer cae del séptimo piso de un edificio luego de resbalarse; un hombre en su motocicleta termina arrollado por un ómnibus que arrasa todo a su paso luego de perder el control; una combi aparece en unas imágenes registradas por una cámara de seguridad y arrolla a tres personas que en ese instante se encontraban sobre la vereda; luego, con el subtítulo de batalla campal, se muestra una brutal agresión de un grupo de desaforados contra un joven que no logra encontrar la manera de librarse; y así, continúa la retahíla de golpes, muerte y sangre de gente como nosotros, presentados por un conductor de televisión que se muestra indiferente e incluso insensible anunciando esta secuencia de videos que en algún momento señalan como fuente a Youtube y Facebook.

Hace muchos años que tengo como costumbre no prender el televisor a la hora de las comidas, sin embargo, en la mayoría de restaurantes y hogares peruanos el televisor se ha convertido en un miembro más de la mesa; y aunque parezca que no se le presta atención, todos los que se encuentran bajo su influencia están alimentando sus mentes con la información que la “caja boba” les muestra en ese horario.

Les confieso que luego de ver la pantalla del televisor y el contenido de uno de los “noticieros” del medio día en un canal de televisión de alcance nacional terminé con una sensación de angustia e impotencia, sin apetito. No termino de entender el afán de ciertos productores de prensa, editores y periodistas que hacen de su espacio en señal abierta una oda a la violencia, esos videos que describo en este artículo no tienen fecha, solo indican el país donde sucedieron y una descripción morbosa del evento que hace el conductor con total naturalidad como si se tratara de una escena cotidiana.

Esta es la violencia que consume la mayoría de peruanos a diario, en la mañana, tarde y noche, en periódicos, en las radios, peor aún en los medios de comunicación del interior del país, las portadas de los diarios locales describen con letras grandes una cultura de odio, corrupción y muerte, los mercenarios de las radios descalifican con furia a los que consideran sus adversarios ―de ellos o de sus amigos de interés—, y así transcurren los días, y luego muchos nos preguntamos a qué se debe tanta violencia en las calles, en los micros, en el trabajo, en los hogares.

En los últimos días se han difundido en algunos programas de televisión, en redes sociales y a través de mensajes de WhatsApp videos con escenas de muerte y asesinatos cometidos por jóvenes venezolanos, algunos protagonistas de estas imágenes resultaron detenidos la semana pasada gracias a una intervención policial impecable en medio de un centro comercial muy concurrido en Lima, al mismo tiempo se difundía también un video de una joven  venezolana que expresa frases de desprecio a los peruanos, por decir lo menos; imágenes que luego han sido comentadas en redes sociales, con mensajes xenofóbicos contra los venezolanos incitando al odio y la violencia contra ellos.

A todo esto debemos sumarle la revelación de más audios que dan cuenta de la corrupción que ha logrado enquistarse en las entidades del Estado, nos enteramos de acuerdos escondidos en el Congreso extendiendo beneficios que no les corresponde a los exintegrantes de la mesa directiva, hasta más audios que reflejan la miseria infrahumana del exjuez Walter Ríos ofreciendo ascensos a cambio de favores sexuales, entre otros protagonistas de estas historias que revelan la perversa gestión de la justicia peruana.

Frente a este bombardeo de malas noticias están millones de peruanos que consumen mudos, sin asombro, sin sentido mayor de indignación, como si estuviéramos resignados a esta triste y purulenta realidad que nos envuelve y nos toca por donde caminamos, quizás el que cobra el estacionamiento municipal también forma parte de una organización criminal similar a la del alcalde de la Victoria, quizás ese policía que cuida una empresa particular está “cachueleando indebidamente” por orden de un oficial corrupto, quizás esa sentencia del poder judicial es consecuencia de un sobrecito amarillo con efectivo.

El momento que atraviesa el Perú es la consecuencia de una educación escasa en valores, donde la honestidad, la ética y el respeto, por lo menos, no tienen espacio en la formación y educación de los peruanos, la reforma del sistema de justicia y la recuperación de la gobernabilidad no será suficiente con un referéndum que impida la reelección de congresistas y modifique parcialmente la constitución que tenemos, estas medidas sólo serán paliativas, necesitamos empezar cuanto antes una verdadera reforma de la sociedad peruana, esto significa mejorar la calidad humana de los peruanos, y como señala Bernardo Kliksberg: En América Latina es imprescindible afirmar los valores éticos como reglas de vida esenciales para el desarrollo, la democracia, la convivencia y la plenitud personal.

Mientras tanto, seleccione mejor los programas de televisión que consume, no llene su mente de información chatarra, eso también tendrá consecuencias para su vida.

 

¡Participa del debate! Deja tu comentario

Por favor, ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí