Creo que la palabra mágica y más importante que nos deja el discurso de investidura del Gabinete Villanueva es DIÁLOGO. El Premier propone diálogo a discreción en todos los frentes. Hacia el interior del gobierno y entre Ejecutivo y Legislativo. Mesas de Trabajo e intercambio de ideas para llegar a puntos en común que logren acuerdos importantes pensando en el futuro del país.
Hasta allí todo bien. El reto es cómo implementarlo. Todos los gobiernos del post fujimorismo han intentado convertir el diálogo en una fuente de legitimación de acuerdos marco para quienes logran la toma del poder por la vía democrática. Pero a medida que se fueron sucediendo, el Acuerdo Nacional fue convirtiéndose en una estructura sin mayor valor para la gente. Incluso perdió funcionalidad para la misma clase política.
Hoy, DIÁLOGO es una palabra sin contenido, sin expresión real en el imaginario político. Es solo una palabra bonita utilizada para mostrar el lado “políticamente correcto”. Debemos darle contenido sin mayor espera. DIÁLOGO es una palabra vacía, una moneda sin valor que los políticos deben recuperar para generar una dinámica distinta en la sociedad peruana.
Lo que el gobierno debe comprender es que DIÁLOGO no es una palabra que sirva solo para resolución de conflictos. Es la esencia de la POLÍTICA. El gobierno debe recuperar esta esencia. Debe sentarse, conversar, dialogar, discrepar incluso, pero llegando a acuerdos y proponiendo políticas públicas que pongan en marcha estos acuerdos.
Paso previo, por cierto, es volver a darle dignidad al político de turno. Así como la economía requiere la confianza del consumidor en las reglas del mercado (lo que se ve reflejado en su libertad de elección de productos y servicios), el ciudadano requiere recuperar la confianza en el político, que es el producto con el cual se relaciona para ejercer deberes y exigir derechos. Un político de carne y hueso que camina por las calles y nos toma de la mano como lo haría cualquier otro ciudadano para salir juntos adelante.
Habrá discusión y discrepancia sectorial si analizamos los pequeños detalles que forman parte de las propuestas programáticas. Pero si éstas vienen bajo la modalidad de diálogo propuesta por el Premier Villanueva el día de hoy frente al Congreso de la República, sin duda tendremos resultados interesantes para todos los peruanos.
Lo más importante, debo reiterarlo, es recuperar al líder político, ese que requiere el Estado para moverle el piso a la mano invisible tecnocrática que hoy mantiene la estructura gubernamental como está, esa que no se inmuta frente a la desgracia y la miseria de los más necesitados, esa que no se indigna frente a la violencia de la que son víctimas mujeres y poblaciones vulnerables, esa que se esconde tras un escritorio de burócrata y guarda silencio optando por la inacción.
No podemos poner las reformas estructurales y de segunda generación en manos tecnocráticas (cuya razón de ser es defender la estructura del Estado). Esa es una tarea que le corresponde a políticos que entiendan también de administración y gestión pública.
Si el Gabinete Villanueva descubre esta pequeña diferencia de perspectiva, podríamos ver una luz al final del túnel y tener la esperanza de que el país no está perdido, ni a puertas de la insurgencia de fuerzas extremistas que cuentan con ansia los últimos días de una fracasada transición democrática –como anuncian los halcones de las distintas fuerzas políticas que abusan del uso de psicosociales.