Los peruanos estamos inmersos en un círculo vicioso, el cual nos ha sumergido en una profunda crisis económica, política, social y moral, trayendo como consecuencia que la pobreza y extrema pobreza se haya incrementado en nuestra sociedad. Esta triste realidad, que golpea fundamentalmente a los más necesitados, se sostiene en varios factores cuyos responsables son los gobernantes nacionales, regionales, municipales, congresistas y funcionarios públicos. Entre los factores encontramos los siguientes:
1.- La desarticulación que existe entre el gobierno nacional, con las regiones y municipios. Es decir una descentralización inconclusa y débil. Los programas nacionales no sintonizan con las acciones de los gobiernos regionales.
2.- La falta de capacidad y liderazgo de parte de los gobernadores y alcaldes, ello se refleja en la baja ejecución del gasto público. Durante el proceso electoral impera el poder del dinero sobre las ideas y propuestas, por eso cuando resultan elegidos reina la improvisación.
3.- La indolencia e insensibilidad de parte de los funcionarios públicos de los diversos ministerios, quienes forman cuellos de botella y estancos, dificultando las transferencias de los recursos. Urge un cambio radical en la cultura organizacional donde impere la voluntad de servir. Con altanería se hacen llamar “tecnócratas”.
4.- La falta de burocracia eficiente y productiva en los gobiernos regionales y municipales, muchas veces desconocen las normas. Debemos fomentar la capacitación y formación de los servidores en el manejo de los instrumentos económicos y normas legales.
5.- Un débil sistema de control y fiscalización, que lideran la Contraloría General de la República y los procuradores. La comisión de fiscalización del Congreso de la República se usa como un instrumento de venganza política.
6.- Un Congreso de la República que no representa los intereses del pueblo, en la actualidad sus miembros están más concentrados en defender sus intereses personales que nacionales. Están concentrados en hacer uso de su inmunidad para alcanzar impunidad.
7.- Un sistema de justicia que genera impunidad, donde encontramos a malos jueces y fiscales que ejercen su función al amparo de un Consejo Nacional de la Magistratura débil e ineficiente.
8.- La indiferencia de la población que muy poco se involucra en el manejo de la cosa pública.
9.- Los medios de comunicación que por lo general informan de manera sesgada y no ayudan a formar una conciencia crítica y cívica en la población, es decir ciudadanía.
A estos factores se suma la corrupción, la cual no permite que la inversión y gasto social lleguen a los más necesitados, hace que los recursos se pierdan entre manejos obscuros y burocráticos, por eso es importante señalar que a la pobreza monetaria y material está presente la pobreza moral que impera en nuestro país. Una pobreza moral que se encumbra en las más altas autoridades a tal punto que tenemos un Congreso de la República deslegitimado por tener miembros acusados de falsificar certificados o por estar sentenciados por el Poder Judicial. Un ex presidente de la república obligado a renunciar, ex presidentes de la república investigados y procesados por estar inmersos en actos de corrupción. Líderes políticos que están bajo sospecha de lavado de activos.
La pobreza moral es la que engendra la impunidad y ésta a la corrupción. La corrupción hace que los recursos no lleguen a los más necesitados que carecen de los servicios básicos para vivir con dignidad. Luchemos contra la pobreza moral si queremos construir una sociedad donde haya oportunidades para todos, es decir una sociedad justa.