En Sudamérica, en el corazón de la Cordillera de los Andes se levanta un país maravilloso, milenario y muy rico en historia, en su suelo se levantaron civilizaciones con mucha sabiduría, allí han nacido ilustres hombres y mujeres, ese país se llama PERÚ. A lo largo de su historia siempre ha sentido el deseo de una minoría por matarlo, descuartizarlo y saquearlo, a través de conspiraciones, traiciones, complots, guerras internas y guerras con otros países. Sufrió una brutal acción con demencia irracional de parte de los conquistadores venidos de Europa quienes intentaron desaparecer los vestigios culturales así como el gran aporte que allí encontraron a través de la agricultura, arquitectura, hidráulica y vial. Tampoco notaron la existencia de los principios éticos: No seas, ocioso, mentiroso, ni ladrón. Esa minoría intentó asesinar al Perú.
En la época republicana los intentos de asesinar al Perú continuaron, algunos de sus libertadores extranjeros le arrebataron el Alto Perú llegando al extremo de declararle la guerra, un gobernante aristocrático regalo parte de su Amazonía, lo llevaron a la Guerra del Pacifico, sufrió la insania del terrorismo, el flagelo de la híperinflación y voracidad de la corrupción, a través de contratos lesivos han saqueado sus recursos naturales, entre militares y civiles se juntaron para conspirar contra el pueblo, y con gran cinismo se han hecho llamar héroes o ciudadanos ilustres, al final solo han sido simples traidores porque siguieron en el intento de asesinar al Perú.
En la época actual esa minoría sigue en su intento de asesinar al Perú, hoy vemos que desde el Congreso de la República sus integrantes engendran violencia y legislan en contra del Perú y de su democracia, se disfrazan de fiscalizadores para justificar su presencia, viven en una burbuja, están de espaldas al pueblo, con verduguillo en mano pretenden herir de muerte al Perú. El poder judicial y el sistema de justicia en general también actúan en función de intereses subalternos, sus sentencias ignoran principios fundamentales como el de igualdad y jurisprudencia, muchas veces actúan como instrumento de venganza política. Cada día apuñalan al Perú.
El Presidente de República y sus Ministros, atrapados por una burocracia “tecnócrata” caracterizada por ser indolente e insensible no entienden el funcionamiento del Estado, ignoran los procesos administrativos los cuales deben ser automatizados y digitalizados para consolidar la transformación digital con el objetivo de establecer la transparencia. Cada instante apuñalan al Perú con sus resoluciones y decretos supremos, dejando indefensos a los peruanos. Son arrinconados por fuerzas fácticas y con el objetivo de allanar la ruta del saqueo llaman “tramitología” a las normas que tienen que cumplir para ejercer una actividad extractiva.
Mientras esto ocurre la gran mayoría de peruanos, conformados por ciudadanos nobles, honestos y trabajadores se sienten ignorados de un proyecto nacional. No obstante esa realidad, ellos siguen de pie luchando y resistiendo la agresividad de una minoría corrupta disfrazada de grandes caballeros y patriotas, cuando en el fondo no les interesa el desarrollo del Perú. Hay millones de peruanos que no sienten la presencia del Estado, no tienen acceso a Internet, agua potable, electricidad, vivienda segura, educación de calidad y salud adecuada. El peruano anónimo con su energía y lucha cotidiana, no permite que el Perú muera apuñalado y traicionado, ellos constituyen la reserva moral y esperanza del Perú.
Para evitar que el Perú sea asesinado, urge la participación plena de la ciudadanía honesta y trabajadora, es tiempo que esta gran mayoría se imponga sobre la minoría. Es tiempo que esa gran mayoría tenga la capacidad de indignarse ante la corrupción y la indolencia del gobierno. Urge el surgimiento de una clase política que con arrojo y valentía lidere la gran reforma del Estado que el Perú necesita para salir del subdesarrollo. Urge que las virtudes humanas más elevadas como la justicia, libertad y solidaridad orienten la praxis política de nuestros gobernantes. Es hora de decirle BASTA a esa minoría que está enquistada en el congreso, ejecutivo y poder judicial. Si no actuamos simplemente exclamaremos: ¡¡Ay, siguen intentando asesinar al Perú!!