Esta semana nuestro país ha sido anfitrión de la Octava Cumbre de la Américas que se realizó el 13 y 14 de este mes con la reunión de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros del hemisferio para debatir aspectos políticos y valores comunes que deben permitir un mejor horizonte para el mismo. Claro está, uno de estos aspectos, sin duda de absoluta relevancia en la actual coyuntura, fue la democracia en la región, y en concreto, la calamitosa situación democrática de nuestro hermano país de Venezuela.
Estos espacios de reuniones políticas, más allá de la cobertura y la parafernalia, deben ser espacios concretos donde los líderes de los países miembros asuman el compromiso de concretar acciones en defensa de los intereses comunes de la región. Si la democracia en la región peligra por el régimen de Maduro, entonces ya es tiempo de que se tomen acciones efectivas, puesto que el envío de múltiples notas diplomáticas no ha generado ningún cambio en la cúpula manejada por Maduro.
Las denuncias de corrupción y de violación de derechos humanos en Venezuela son alarmantes. Según el informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de agosto de 2017, en Venezuela es común el excesivo uso de la fuerza frente a las manifestaciones, existen grupos armados que han asesinado a miembros de la población que de una forma u otra hacen conocer su rechazo al régimen de Maduro, las fuerzas de seguridad impiden que la prensa cubra los incidentes que delaten la real situación de Venezuela (aunque hoy, en la época de las tecnologías de información, ello resulta imposible).
Es lamentable que la izquierda peruana aún no zanja posición frente a este régimen opresor y dictatorial ― la ciudadanía debe tener muy en claro este comportamiento de la izquierda, pues en el fondo lo que delata es que si asumieran el poder, quisieran el ejercicio ilimitado e intemporal del poder, pues bajo su visión la gran entelequia del Estado debe permitir generar los condiciones de igualdad, estando dispuestos a limitar la libertad y los derechos fundamentales, socavando la actuación del Estado. Esto se ha probado en todos los gobiernos de la izquierda, por eso ponemos en alerta a la ciudadanía sobre los que nos espera en un régimen de izquierda.
En los próximos meses, el dictador Maduro quiere “legitimar” su opresión mediante nuevas elecciones, las mismas que ya han sido avizoradas de falsas por diferentes organizaciones venezolanas e internacionales. Definitivamente ya es hora de que el Gobierno Peruano, encabezado por señor Presidente Vizcarra, tome conjuntamente con los otros líderes de la región, las acciones concretas que la población de la región demanda y realmente la parte sur de América ingrese en una etapa histórica de no retorno de gobiernos dictatoriales. En esa apuesta también deben plantearse acuerdos muy concretos que permitan un derrotero de colaboración para desterrar la corrupción de nuestros países.
Espero con la mayor de las ilusiones que la Octava Cumbre de la Américas nos deje resultados concretos y que los mismos se puedan ver en el corto plazo. Tenemos que ser defensores férreos de la democracia en todas las instancias y en todos los países de la región para que las dictaduras y las violaciones de los derechos humanos sean desterradas de la misma. Con el mismo ímpetu debemos lanzar nuestra voz para que se logren acuerdos que permitan una lucha conjunta contra la corrupción en nuestro hemisferio.