El presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva, ofreció hoy una conferencia de prensa donde afirmó que el diálogo con Fuerza Popular debe darse sobre la base de hechos concretos para demostrar una disposición al trabajo conjunto.
El premier remarcó la voluntad del gobierno del presidente Martín Vizcarra para encontrar espacios de diálogo y concertación con las fuerzas políticas del país.
“Lo que tenemos que ver, en primer lugar, es si hay sinceridad, pero la sinceridad no de las palabras, sino de los hechos concretos. Por ejemplo, tienen en el Congreso la oportunidad de sancionar y de terminar una acción de aprobación de la denuncia constitucional contra Chávarry (…) está en sus manos. Me imagino que lo harán y allí conversaremos”, expresó Villanueva.
En ese sentido, el titular de la PCM reiteró su llamado para que Pedro Chávarry, fiscal de la Nación, dé un paso al costado mientras duran las investigaciones en su contra.
“Y no porque estemos juzgando al señor Chávarry, no somos ni fiscales ni jueces, pero si estamos en una lucha frontal contra la corrupción y tenemos que tener los pilares de las instituciones como el Poder Judicial, Ministerio Público, la contraloría, la procuraduría, el presidente y todos nosotros en una condición en la generemos confianza antes que desconfianza”, afirmó el también congresista de Alianza para el Progreso.
En medio de la debacle del sistema político, léase Congreso, y de los partidos (los residuos que quedan de ellos) se alzan voces de esperanza y ejemplos que nos hacen saber que no todo está perdido para nuestra patria bicolor.
La crisis del Poder Ejecutivo se resuelve con pasos que auguran éxitos y estabilidad.
El lenguaje político ha cambiado radicalmente en ese poder del Estado, que ha dejado de lado las rabietas de PPK, en medio de un penoso cuadro surrealista de mentiras, crisis y odio popular.
El Presidente y el Premier, tienen bajo tono muscular para los pleitos. Poseen esa calma provinciana de la que carecen la tecnócratas del anterior régimen. Bueno para una ciudadanía desesperada, que necesita paz en los gestos y el lenguaje.
La crisis de representacion política no se ha resuelto, más bien ha dado un salto y se ha trasladado al Congreso. La sangrienta guerra entre los hermanos nisei tiene elevadísimo costo político y electoral,y, al judicializarse, con los Kenjivideos, ha potenciado por mil sus consecuencias.
No medir la potencia de fuego es un error común entre generales bisoños : terminan matando más de la cuenta, hasta en sus propias filas,! y no aseguran un curso de victoria. Una lluvia de denuncias contra congresistas de Keiko y Kenji, unidas al escándalo de los vídeos, tienden a poner sobre en la lona a los dos fujimorismos. Lo dicen las encuestas, bajadilla para Keiko, hundimiento del Titanic para Kenyi.
¿Cómo se alía el Gobierno en una agenda común con semejante avispero? Menudo problema para Cesar Villanueva que anuncia reconciliadora rueda de conversa con todos los partidos.
Tan grave es el problema que papá Alberto dijo que su principal deseo, enfermo y débil como esta, es reunificar a sus hijos en un solo grupo político. ¿Es posible eso en medio del desafuero de congresistas, del combo de Mamani demoliendo honras ajenas, de la grita del pueblo pidiendo cana para los deshonestos? No es imposible en esta tierra de los milagros.
Lo positivo es que, por lógica y necesidad, los dos sectores de la barra brava Fujimorista tendrán que transar o marcharán a su mutua destrucción. Un revelador artículo de Jorge Morelli, principal ASESOR de Kenji propone seguir el consejo del patriarca. Lo pide quien armo el boche al ser expulsado como asesor de FP y ha sido activo impulsor del conflicto. Buena por el país si la guerra se termina.
La paz en los partidos, es la paz en el Congreso. No en la sociedad que sigue conmovida, desafiante y desilusionada. Sólo la apuesta de 55 por ciento de peruanos (Datum) por Vizcarra y 74 por ciento (IPSOS)que están de acuerdo que el moqueguano gobierne, sostienen su mandato. Basarse en la opinión pública como su fuerza principal, con el Congreso a remolque, parece ser la física de un país débil institucionalmente.
Por eso creo que Rosa María Palacios no tiene razón cuando asegura que Vizcarra solo hará lo que Keiko diga. Tampoco, tampoco, el nuevo gobierno podría tener fuerza propia a partir de un sostenido apoyo popular.
El Pacto Nacional, que propone el Presidente, no debe ser sólo de partidos, debe ser un acuerdo que incluya a sectores representativos de la élite, las clases medias y populares. Como en el caso del gabinete, hay que ser pluralista, así muchos no quieran.