El presidente del Consejo de Ministros César Villanueva ha anunciado que dará cuenta de los avances de gestión a los 100 días de asumir el cargo, una buena práctica de rendición de cuentas que debe desarrollarse de manera permanente cuando se trata de la gestión pública, sin embargo, lo que todavía no se tiene claro son las principales acciones que serán la prioridad para el gobierno del presidente Vizcarra, tomando en cuenta que el tiempo que les queda es de tres años y cuatro meses.
El tiempo que ahora tiene el Ejecutivo es muy corto para poder planificar y tomar decisiones respecto del nuevo rumbo que debe seguir el país hasta el 2021, el gobierno actual está en medio de una tormenta que amenaza la gobernabilidad y agudiza la crisis institucional del Estado, el cambio de capitán en el barco no desaparece los problemas que en su momento no pudo resolver PPK, lo que tenemos es un breve respiro para tomar con firmeza el timón del país y de inmediato corregir el rumbo que nos conduzca hacia un buen puerto, seguro, libre y democrático.
Cuando una embarcación se encuentra en situación de crisis, lo primero que hace el capitán es una evaluación de daños, luego identifica los puntos críticos que ponen en riesgo a la nave para diseñar una estrategia que disminuya la vulnerabilidad, a la vez que determina el plan de acción de emergencia para salir de la crisis y tomar un rumbo seguro que lo conduzca al destino final con éxito, para esta etapa necesita convocar a nuevos líderes que tengan la capacidad suficiente para asumir y cumplir el reto en el corto plazo, de lo contrario, las consecuencias pueden ser similares a las que padeció el capitán y su equipo anterior.
Navegar en medio de una tormenta es muy diferente a navegar en un mar con buen tiempo y en calma, por lo tanto, una cosa es mantener una embarcación a flote y a velocidad de crucero, velando por que cada una de las partes funcionen adecuadamente para evitar contratiempos, y otra cosa es navegar contra corriente, con mal clima, con rayos, truenos y centellas, con una tripulación infectada por la peste de la corrupción, con equipos obsoletos, sin suficientes reservas de medicamentos, y lo que es peor, con grupos de poder estancos y enfrentados entre ellos, sin un adecuado control y con los vidrios rotos en la cabina de mando que imposibilita ver el rumbo que sigue el barco.
Cuando una crisis afecta a una empresa o institución pública o privada, de inmediato se convoca al gabinete de crisis, cada miembro de este gabinete debe realizar un rápido análisis y control de daños, identifica sus puntos críticos, las amenazas y si es posible también las oportunidades y fortalezas de su sector, con esa información es más fácil para el gabinete tomar decisiones acertadas, pero lo más importante, es acordar un objetivo común y una estrategia que involucra a todos para resolver la crisis, no se trata de que cada uno informe, y luego regrese a su sector y haga lo mejor posible para tener éxito en su rubro, sin importar lo que suceda en los otros ámbitos, esto sería un error que pronto pasaría la factura, el hecho de bajarle la fiebre a un enfermo por medios físicos no le cura la infección.
Pues bien, los flamantes nuevos ministros ya salieron al campo, cada uno de ellos está viajando al interior del país, tomando decisiones, firmando documentos, cambiando a los funcionarios de confianza, escuchando a sus asesores, supervisando las obras de infraestructura, los programas sociales, la reconstrucción del norte; y eso está bien, pero nuevamente surgen algunas preguntas: ¿cuáles son las prioridades o el plan de acción que nos conduzca a superar la crisis que pone en riesgo la gobernabilidad del Perú?, ¿cuáles son los sectores que serán prioridad en el tiempo que les queda de gobierno?, ¿cuál es el mensaje oficial que se le dará a la ciudadanía para que no sea víctima de la incertidumbre y comprenda mejor lo que hace el gobierno para mantenerlos a salvo?, y finalmente, ¿qué medidas tomará el gobierno para evitar que una nueva crisis como la que atravesamos nos afecte nuevamente?
Es posible que este mes, cuando el gabinete en su conjunto acuda al Congreso, podremos enterarnos del plan de acción que deben estar elaborando, y este Congreso aprobará dicho plan, les otorgará su confianza y solo quedará esperar que la ejecución del mismo tenga los resultados esperados.
Respecto de los sectores que deben ser prioridad del gobierno hasta el 2021 podemos sugerir cuatro: el primero es educación, necesitamos entender de una vez por todas que sólo la buena educación, con valores, con civismo, con buena infraestructura y con docentes adecuados, podremos enrumbarnos hacia el progreso y la felicidad de todos los peruanos.
El segundo es la salud, y no se trata de tener más hospitales, y más médicos y enfermeras, sino de la aplicación de una verdadera política de salud en el país, que priorice la prevención, la sana alimentación, que sincere los costos de la salud y que la brinde con calidad, eficiencia y a un precio justo, es decir, que deje de ser un negocio para convertirse en un servicio público (aunque suene utópico).
El tercero es la justicia, como vamos no tenemos justicia de verdad, una sociedad con una justicia precaria está condenada al abuso de poder, donde las influencias, el dinero y los arreglos bajo la mesa se disfrazan de justicia, este un problema mayor que debe resolverse de una vez por todas.
Y en cuarto lugar es la reforma electoral, no podemos seguir regalando los recursos del Estado a las autoridades electas que han convertido sus curules o sillones de gobierno en un mercado corrupto de intercambio de favores, leyes, obras e incluso voluntades y libertades a costa de las necesidades de todos los peruanos, si no corregimos este perverso sistema, seguiremos padeciendo de crisis similares como la que tenemos hoy.
Y finalmente, el gobierno necesita de una política de comunicación participativa, que involucre a todos los actores sociales, económicos, políticos y culturales, de tal manera que todos los peruanos entendamos claramente en qué sentido tenemos que remar para sacar adelante al país, de lo contrario, seguiremos viviendo en la desinformación y la cultura del odio que tanto daño nos hace.