Luego de varias semanas de agitación en nuestro país y de los cambios (a mejor) que ésta trajo, podemos decir que estamos a puertas de iniciar una nueva etapa en el gobierno democrático de nuestro país. La asunción en el cargo de Presidente de la República por Martín Vizcarra representa un corte necesario que nuestro país necesitaba, pues se cierra una grave crisis de ingobernabilidad generada por la presencia del señor Kuczynski en el cargo de Presidente de la República, que cerró con despreciables prácticas antidemocráticas y hasta delictivas de las que todos fuimos testigos, en relación a la “compra” de votos en el Congreso a través de los “Kenjivideos”.
Vizcarra inició esta semana enfrentando de primera mano muchos problemas cotidianos de los ciudadanos, desde carencias en el equipamiento de los colegios a días de haber iniciado el nuevo año escolar, hasta un caso de supuesta negligencia médica en un hospital. Es así que su gobierno pareciera que se presentará como uno cercano a la población, que conoce y se preocupa por su realidad del día a día del peruano, a diferencia de su predecesor, cuyo enfoque siempre estuvo orientado a la gran empresa. Sin embargo, las intenciones no solo deben ser muy buenas, sino que estas tienen que ser plasmadas en la realidad.
Es así que el primer paso, y uno de los más importantes, para asegurar una gestión exitosa es la designación de un adecuado gabinete ministerial. Un gabinete de su entera confianza, sólido, cercano a la población y sobre todo conciliador. Un gabinete que esté dispuesto a empujar a nuestro país hacia adelante, reconociendo que es una tarea que deber ser llevada de manera conjunta entre los tres poderes que conforman nuestro Estado. El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Lograr un trabajo coordinado entre los tres es efectivamente una tarea titánica, que necesita de personas que no solo se destaquen por sus capacidades técnicas y especializadas en cada sector, sino que también cuenten con esa muñeca política que tanto les faltó a los gabinetes anteriores, en especial al nefasto gabinete Aráoz.
Es importantísimo que el Gabinete cuente con personas, sobre todo en el caso del Premier, que se destaquen por su capacidad de conciliar y tender puentes, y no por su afán de destruirlos y únicamente criticar a cualquiera que cuestione las decisiones de estos. Hago énfasis en esto porque la experiencia ya nos enseñó que la capacidad técnica no es lo único que se necesita para poder ejecutar las políticas públicas necesarias para llevar adelante a nuestro país. Se necesitan especialistas que verdaderamente entiendan la realidad de los millones de ciudadanos peruanos, y que busquen no solo gobernar para ellos, sino con ellos. De confirmarse la designación de César Villanueva, estamos seguros que él representa este anhelo de un Premier con mirada hacia las regiones, que priorice el gasto público en el desarrollo de las mismas y que sea capaz de conversar y dialogar con todas las fuerzas políticas sin que ello implique pactar.
Lo hemos dicho, y lo reiteramos. Desde el Congreso no solo hay capacidad política para colaborar con el Gobierno del señor Vizcarra, sino también capacidad técnica para mejorar en conjunto cualquier propuesta de gobierno orientada al desarrollo de nuestro país.