Como es bien sabido, Lima se encuentra en un desierto, atravesada por sólo 3 ríos: Chillón, Rímac y Lurín, los cuales presentan caudales estacionales. Queda claro, además, que el agua, como todo recurso natural, es un bien escaso.
Sedapal, la empresa que da servicio de agua potable y alcantarillado en Lima, a través de las Plantas de La Atarjea (17.5 m3 x seg.), y Huachipa (5 m3 x seg.), convierte en agua potable las aguas del río Rímac y, con la Planta Chillón (2 m3 x seg.), realiza la potabilización de las aguas del río del mismo nombre; todo ello en las épocas de verano. Las aguas del río Lurín aún se usan sólo para regadío agrícola, y en el año 2019 entrará en operación una planta desalinizadora que producirá 0.4 m3 x segundo.
Por lo tanto, en épocas de estiaje (cuando no hay lluvia en la sierra), se utilizan las reservas captadas por las lluvias y almacenadas en los diferentes reservorios construidos por Sedapal en la cuenca del río Rímac, y el agua de los pozos que SEDAPAL a lo largo y ancho de Lima, de manera que pueda abastecer a la población con uso combinado (subjuntivo) de agua potable de La Atarjea, Huachipa y pozos.
Según INEI, en una comunicación del 18 de enero del 2018, Lima Provincia cuenta con 9´320,000 habitantes, de los cuales, el 93.9% de los hogares cuentan con servicio de agua potable y alcantarillado; es decir, sólo queda por suministrar el servicio de agua potable y alcantarillado a 568,520 habitantes.
Mientras que durante el gobierno anterior se hizo poco por el agua y saneamiento a nivel Lima, en el actual sí vemos una iniciativa real de llegar al 100% de los hogares urbanos con 100% de cobertura. Se habla de inversiones en redes y obras, a magnitudes nunca vistas en nuestro país: S/. 4,000 millones a nivel nacional, cifra mencionada por el Ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Carlos Bruce, de los cuales S/. 1,000 millones estarán destinados para Lima.
Para tener una idea de magnitudes y del esfuerzo a realizar en capacidades y trabajo, durante mi etapa como parte del equipo y posteriormente como Gerente General de Sedapal (2008-2011), de agosto de 2006 a febrero de 2011, se tendieron 2,106 km. de redes de agua potable (Tumbes a Tacna con 2,504 Km.), 1,805 km. de redes de alcantarillado (Lima a Tacna con 1,237 km.), con lo que se benefició a más de 1´900,000 habitantes, invirtiendo un total de 1,430 millones de soles.
Confiamos que hoy Sedapal actuará a la altura de las circunstancias, pues me consta que cuenta con la capacidad para afrontar este enorme reto. Además, poseen la experiencia y el conocimiento necesarios para hacer llegar el servicio de agua potable y alcantarillado, incluso en zonas de difícil acceso, lo que beneficiaría a miles de familias.
Me he referido líneas arriba a la oferta, pero debo de referirme también a la demanda; según la OMS, una persona debe de consumir al día 100 litros de agua; sin embargo, según SUNASS, la empresa reguladora de los servicios de saneamiento, en distritos como San Isidro se consumen en promedio 447 litros al día, en Miraflores 395 litros y en La Molina 258 litros. Es por ello que debemos generar conciencia para el ahorro del agua. Instituciones públicas, privadas, escuelas, universidades y sociedad civil, todos debemos trabajar en conjunto para consumir lo estrictamente necesario, y así no depredar en época de estiaje la napa freática (aguas subterráneas), lo cual obliga al uso de pozos para cubrir una demanda sobredimensionada.
No debemos perder de vista lo que está pasando en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, que atraviesa la mayor sequía de su historia, por la rápida urbanización y por la ausencia de lluvias. La situación es crítica, desde el 1 de febrero el límite de consumo es de 50 litros por persona al día y, a partir del 11 de mayo, serán 25 litros por día.
Más allá de estas preocupantes cifras, no todo es negativo para la oferta y demanda de agua potable en Lima, existen alternativas de solución que iremos desarrollando en artículos sucesivos para el sector saneamiento, temas de manejo de cuencas, captación del agua, almacenamiento, producción y distribución de agua potable; recolección, tratamiento, disposición final y reúso de aguas residuales; replicando, por qué no, experiencias exitosas a nivel mundial. Las soluciones están a la vista, lo que hace falta es decisión. Más allá del momento álgido que se está viviendo a nivel político, desde el Gobierno hay señales de haber entendido la urgencia de actuar de inmediato, y eso solo pueden ser buenas noticias de cara al futuro.