Terminado el gobierno de PPK, se abre un futuro político lleno de preguntas y posibilidades. También es necesario alertar sobre errores que pueden agravar los males de la nación.
No deben cometerse dos errores, que dada la Hemiplejia que padece el Perú, pueden resultar fatales: llevar adelante elecciones inmediatas y seguir el proceso de liquidación de enemigos entre los fujimoristas en el Congreso.
En el primer caso, las elecciones. Verónica Mendoza y Marco Arana deben reconocer que están fuera de forma para ir a las urnas. No hay lugar para espontaneismos mediáticos y sin una organización bien parada es un suicidio pedir el voto popular a las masas llenas de ira. Los electores piden la cabeza no sólo del Ejecutivo, sino de los Congresistas, buenos revueltos con malos, que el pueblo no quiere con igual encono (13 %). Es un espacio muy identificado con la izquierda que, ante su desprestigio, puede no sumar votos.
Objetivamente, a la derecha (recordemos que el gobierno que ha caído era de esa parte del arroyo) tampoco le conviene un escenario de elecciones express. Muy simple, el proyecto de libre mercado no funciona en varios aspectos de la vida nacional, presentando riesgos y peligros ante los cuales no hay recetas. No basta repetir el grito de alerta ¡populismo!, si el Presidente y su cohorte se dedican a ganar plata como en los tiempos de la venta de indulgencias. Es decir, predican un reino de los cielos y practican virtudes privadas muy cuestionables como confundir sus negocios con el Estado.
La derecha empresarial, que empujó el PBI hacia arriba, ayudó a disminuir la pobreza, modernizado el país, ha fracasado con PPK y su gobierno. Debe dar paso a la nueva generación de empresarios, que han aparecido con una emoción social nueva en los últimos 4 CADE. Tienen que entrar a la política para que el partido de los conservadores deje de ser un club de mandones jubilados.
La derecha política es esencial en toda República, tanto como la izquierda, o, el centro, para asegurar la representación del país. Su dispersión y falta de organización ha sido fatal para el gobierno que acaba de caer. Ganaron el poder y no se impuso el brazo político, sino los intereses puros y duros del más descarado lobbismo.
El Fujimorismo, un populismo de derecha, tiene una falla de fábrica para ocupar el espacio de la derecha ilustrada, que ha hecho grande a varios países. Se origina en una dictadura y se pelean internamente como una dinastía poco republicana y moderna para los tiempos actuales. Fuerza Popular es parte del escándalo y su futuro, es de pronóstico reservado. Si el programa se reduce a llevar al CADALSO a los Avengers, nada bueno les espera. Los electores están hartos de puentes rotos.
Así de ingrata es esta política asociada a la improvisación chicha, el ganapán y la falta de civismo. Igual que la sociedad de la que vienen sus representantes, es el peso determinante de la informalidad y del capitalismo a la peruana que aún no asimila del todo la población.