En los últimos 18 años el gobierno peruano se ha lanzado a desarrollar y firmar diversos Tratados de Libre Comercio (TLC) con diversos países y bloques económicos de Norte América, Europa y del Asia Pacífico. Sin embargo, de manera tímida, ha mirado al interior del país para desarrollar la actividad productiva y comercial. No ha tenido la capacidad ni la visión de desarrollar un modelo económico propio y que se ajuste a la realidad del país en su conjunto. Nuestro país requiere desarrollar un modelo económico sostenible cuyo beneficio se exprese en el bienestar social. No podemos convivir con la desigualdad y la pobreza, en nuestro país se han establecido diversos países: Un Perú moderno y conservador ubicado en Lima, un Perú emergente en las principales capitales de las regiones y un Perú rural donde reina la pobreza. El Perú tiene que ser un país integrado y descentralizado económicamente. Debe ser una sociedad donde haya oportunidades para todos.
Debemos impulsar la Economía Nacional de Mercado, sustentado en la tesis de la conquista del Perú por los peruanos y en función de esa tesis impulsar la Economía Regional de Mercado, consolidando correderos económicos inter regionales y una matriz productiva para cada región que sea diversificada y diferenciada, con el objetivo de generar una ventaja competitiva. La mirada comercial debe impulsar la exportación en general, para ello es necesario contar con profesionales de clase mundial.
Cada región debe analizar sus fortalezas y debilidades, hacer una radiografía socio-económica basándose en el índice de competitividad regional, revisando los indicadores y sus pilares para tomar decisiones y realizar acciones inteligentes. Con un análisis prospectivo construir escenarios futuros con el objetivo de desarrollar una visión de futuro que sea compartida por todos los coterráneos, cada región debe tener un norte claro, aprovechando su ventaja comparativa. Construyendo y modernizando su infraestructura vial, puertos, aeropuertos, canales de irrigación, electrificación, telecomunicaciones, agua potable, saneamiento y centros de salud. Su radio de acción debe ser al interior de la región, con las demás regiones y con el mundo.
Los gobernadores regionales para consolidar un gobierno regional de mercado, deben fomentar la participación ciudadana, convocar a los mejores profesionales para formar equipos de alto rendimiento, incluir en la gestión a los jóvenes y mujeres. A través de las universidades e institutos locales establecer un triángulo tecnológico productivo que ayude a dar valor añadido a las diversas actividades productivas, económicas y culturales. Impulsar una agenda digital y de innovación, expresado en un plan regional de competitividad. Promover la inversión pública y privada, impulsar la pequeña y mediana empresa. También es importante conocer íntegramente el territorio regional.
A nivel nacional, los ciudadanos claman un gobierno transparente sin sospecha de corrupción. Aquí se presenta otro desafío que tiene que ver con la modernización de la gestión, esto se puede lograr a través del gobierno electrónico. Realizar una gestión sin sectarismo convocando a los profesionales que tengan: sensibilidad social, solvencia moral y capacidad profesional.
Para consolidar un gobierno regional de mercado, se requiere tener un compromiso firme y serio de los gobernantes y de los funcionarios públicos. Es tiempo que la burocracia deje de ser indolente y los ciudadanos indiferentes. Los empleados tienen que entender que están para servir a los ciudadanos en general, deben recordar que hasta el más humilde se merece todo nuestro respeto. Y los ciudadanos deben tomar conciencia que la indiferencia es enemiga de la transparencia y que esta engendra la corrupción.
Los gobiernos regionales deben establecer las políticas públicas y planes regionales e implementarlos en el corto plazo para que su impacto sea eficaz y eficiente, el pueblo no puede esperar, urge un cambio de timón. En esta causa es fundamental el liderazgo, la ética y la preparación técnica del Gobernador regional, así como la conciencia cívica que tengan los ciudadanos al momento de elegir.