Estos días de batalla pueden terminar sin que se apruebe la vacancia del Presidente, por transfuguismo de congresistas que no mantienen su alineamiento partidario. Pero aún la palabra definitiva no está dicha, cualquier cosa puede pasar. Después de un clima de guerra como el vivido, lo más importante es lo que pasará después, esto es, la post guerra y la paz.
El secreto de los grandes partidos políticos y sus líderes, es sobrevivir para estar siempre presentes en la gestión del poder. Y eso requiere gran flexibilidad, claridad de propósito y voluntad de acuerdo.
El mejor ejemplo actual es el de Alemania y el liderazgo de Angela Merkel, que ha firmado un pacto con el PSD, los socialdemócratas, para acabar con 6 meses de crisis del país. Como buenos alemanes, el pacto entre partidos, tiene más de doscientas cláusulas y describe al detalle la mezcla entre gente que piensa diferente. Merkel es social cristiana y sus socios de la socialdemocracia la han comprometido en un extenso acuerdo que todos habrán de respetar. Los nuevos aliados de Merkel han conseguido el control del Ministerio de Economía, el de Educación y de Trabajo, un pedazote del panetón del estado.
Lo inédito es que el Partido Social Demócrata, atravesado por diversas líneas políticas contrarias al acuerdo con la derecha de Angela Merkel, llevaron a cabo un referéndum interno y la mayoría ganó.
Lo singular fue que este referéndum se hizo por internet y la votación fue digital. Votaron miles, todos con la seguridad de que su voluntad sería respetada. El proceso fue seguido por millones de alemanes a través de los medios y redes sociales. Un ejemplo de la nueva democracia moderna y de la consulta popular por Internet. Después de 6 meses de crisis, un nuevo gobierno surgía lleno de legitimidad.
¿No es posible seguir procesos como el de Alemania en el Perú? Si bien las condiciones de cultura democrática lo hacen más fácil en tierra del chukrut, en la del rocoto es tal la crisis que hay que dar un salto en calidad democrática.
La elección del 2016, que sacó de carrera a candidatos presidenciales , y malogró el debate político con la injerencia nada neutral de autoridades electorales complicadas con algunos candidatos, no puede repetirse. El resultado ha sido un gobierno ineficaz, un Presidente que no distingue entre la hacienda pública y su chacra privada. Y una oposición agresiva y sin programa, que tampoco coopera.
El ejemplo de Alemania, que ha construido un gobierno entre fuerzas rivales, es un buen referente a seguir. Para construir la estabilidad hay que saber transar y negociar. Buen ejemplo para el Perú.