Probablemente no habrán los votos necesarios para un segundo intento de vacar al Presidente PPK. Eso puede generar una explosión de protestas, ya que los jóvenes regresan en masa a sus centros universitarios, justo en estos días.
Este desenlace podria generar un acelerado apoyo de poderes fácticos al Gobierno ante una amenaza de mayor crisis económica. Pero un régimen cerrado en la cúpula como 1992 sería imposible para gobernar el país.
Lo cierto es que la causa del Presidente es muy limitada: defender su propia supervivencia al frente de un Gobierno sin legitimidad.
El despecho de sus votantes del 2016, es resultado de un profundo desengaño al conocerse las circunstancias que rodearon el indulto y saberse de los manejos no ortodoxos de los negocios personales del Jefe de Estado. Y el despecho, como en el amor, es el más violento de los sentimientos humanos, causante de guerras desde Troya, de caída de gobiernos, de destrucción de sociedades enteras. Mezclado con el prejuicio, el despecho se convierte en el más grande riesgo político para un gobernante.
El prejuicio, definido como «dar como verdadera una falsedad contra algo o alguien» (definicion de Lucio Coletti, filósofo italiano)es la base del racismo, el machismo, entre otros, con consecuencias devastadoras para los relaciones entre países, grupos sociales y seres humanos. El prejuicio ciega y angustia, impidiendo ver la verdad y ser racionales a los ciudadanos, sobretodo cuando el despecho ha generado violento rechazo contra el amor o el líder que te defraudó. Tu votaste por alguien que no conoces y tu confianza , en tu manera de ver los hechos, ha sido traicionada por un gobernante que ha hecho lo contrario a ese pacto entre el político con los electores, que es la esencia del acto de sufragio.
Los electores han metido a todos los políticos, incluido PPK, en un solo saco y los han declarado culpables sin ninguna distinción. No están dispuestos a escucharlos por la ira que les causa el despecho. No quieren balancear sus juicios sobre Lavajato y los casos de corrupción, por el prejuicio que considera, por definición ,ladrones a todos los agentes del poder.
Las respuestas de los implicados a las denuncias de Barata, incluido PPK, han encendido más los ánimos, por su tono evasivo y poco creíble para una multitud que sólo quiere castigarlos.
Si bien poco más del 40% de peruanos le dijeron a la encuestadora IPSOS que no están de acuerdo con la vacancia presidencial, un 52% se pronuncian a favor de esta. La cifra puede haber variado después de los dichos de Barata, pero a favor de los vacadores, no de PPK. En todo caso, el 52 por ciento, cuando uno revisa las cifras con ojo crítico, es el sector políticamente más activo de la población. Entre 18 y 39 años son el grueso de la PEA, jóvenes, enprendedores, habitantes de las grandes ciudades. Son los que realmente deciden elecciones y los que mandan en el país. Están en contra de que se quede el Presidente en el poder.
Un factor que resulta clave es si Alianza para el Progreso define su decena de votos a favor de la vacancia. El Congresista de APP, Cesar Villanueva, exitoso ex Gobernador de San Martín, está promoviendo activamente la moción de salida del mandatario. Lo estrecho de una posible votación de vacancia le da gran peso a los resultados de esta gestión ¿Pesará la opinión pública o los intereses empresariales educativos que se conversan en los cafés de Lima?
¿Que puede hacer un país ante una crisis, que no es sólo política sino emocional, marcada además por el despecho y el prejuicio? No se puede esperar que los fiscales y jueces investiguen y sancionen, como piden todos los políticos, el país no lo resiste. Me temo que no queda otra solución que adelantar la convocatoria de elecciones, previo un año y medio de transicion para asegurar reformas indispensables del sistema político. Serían Presidentes uno de los dos vicepresidentes o el Presidente del Congreso. Tendría un costo económico, político y social, pero no vemos otra salida.