Papa, del Perú al mundo

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Foto: La República

El reciente conflicto social ocasionado por la baja en los precios de la papa constituye hoy un gran problema para el Poder Ejecutivo, para las demás autoridades involucradas y para el país en general. Las respuestas de nuestras autoridades han sido erráticas y de corto plazo, resultando claramente insuficientes. Es evidente que éste es un problema que afecta a un sector enorme de la economía como es el agro peruano y simultáneamente a múltiples regiones de nuestro país, sin embargo, no se ha dado la relevancia debida a este problema, intentando minimizar su magnitud.

El intercambio de acusaciones sobre quiénes resultan ser los responsables de la ausencia de una política pública que nos permita afrontar la caída de los precios de la papa por exceso de demanda, hasta el diseño de un esquema de intercambio de cultivos en nuestros campesinos, han sido históricas. Sin embargo, es indudable la responsabilidad que recae en el Ministerio de Agricultura, entidad que actúa emulando al de Educación que no pudo atender oportunamente las protestas de un reducido grupo de maestros que terminó en una escalada de alcance nacional.

En estos casos, la recurrente y errática intención de minimizar el problema no solo afecta a los miles de productores de papa que dependen de la venta y precios del producto para su subsistencia, o a las decenas de personas varadas en la Carretera Central, sino que lamentablemente y una vez más, ha significado la irreparable pérdida de la vida a dos personas.

La responsabilidad del Ministerio de Agricultura se encuentra vinculada a la sobreproducción de papa a nivel nacional. Concretamente, ante la ausencia de una necesaria articulación entre los productores al momento de la siembra y cosecha que origina que en un mismo momento la gran mayoría de productores lance al mercado ingentes cantidades de papa, y por las leyes del mismo, al haber mucha oferta, el precio cae.

Es importante resaltar que han transcurrido casi 18 meses desde que el Presidente Kuczynski y su “equipo de lujo” tomaron las riendas del Poder Ejecutivo. Sin embargo, los problemas en esta cartera han sido recurrentes, basta recordar la moción de interpelación contra el anterior Ministro por parte de las bancadas de Frente Amplio, Nuevo Perú y el APRA por la falta de acciones preventivas ante los desastres del fenómeno El Niño Costero.

El Presidente y su Partido presentaron al país un Plan de Gobierno que mencionaba múltiples reformas y proyectos para el sector agrario, donde se reconocía la importancia vital del mismo, no solo para el desarrollo económico del país, sino también como estrategia para la reducción de la pobreza; sin embargo, poco o nada de ello se ha implementado.

Otros partidos políticos, como Fuerza Popular, propusimos replicar el modelo de gestión del Programa Sierra Productiva, que implica una debida y necesaria articulación entre los requerimientos del mercado nacional e internacional y la oferta de los productores nacionales, justamente con el objetivo de evitar una sobre producción y la consecuente caída de los precios.

Necesitamos políticas públicas que articulen a los productores de papa para que tengan clara la demanda existente, el accionar del SENASA debe ser replanteado con autonomía administrativa y de recursos humanos y materiales para acompañar a estos productores en su crecimiento y llevarlos hacia una creciente exportación. Además, se requiere un rediseño de aquellos programas orientados a facilitar el comercio exterior para estos productores y su inclusión en las cadenas logísticas de producción/exportación.

Finalmente, entre otras acciones, se debe revisar y armonizar el Plan de Diversificación Productiva y Plan Estratégico Nacional de Exportaciones, para viabilizar la formación de sólidas cadenas de valor.

Existen varias ideas y propuestas, lo que no puede ocurrir en ningún caso, es seguir manteniendo el status quo, porque ello implica seguir condenando a los productores nacionales a vivir en el círculo de la pobreza. Esta ausencia del Estado para proveer de oportunidades es lo que genera insatisfacción, frustración y espacios para grupos violentistas, desencadenando conflictos sociales y una vez más, la muerte de inocentes. Necesitamos cambios urgentes, necesitamos una mirada a la interna del país, pensando en los más pequeños agricultores, el eslabón más débil de esta cadena.

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