La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida
Ha pasado ya bastante tiempo en que el Perú recibió la visita de su santidad Juan Pablo II. Hoy nuestro país se vuelve a paralizar, por su devoción cristiana, ante la visita de la más alta autoridad eclesiástica y Jefe del Estado Vaticano, el Papa Francisco, cuya carisma e influencia espiritual repercute a nivel mundial, independientemente del credo que uno profese, transmitiendo paz y optimismo. Por ello, toda esta semana, los diferentes medios de comunicación y la ciudadanía en general hemos estado a la espera de la llegada del Sumo Pontífice, quien honra a nuestro país con su visita.
Es menester que no puede ni debe pasar desapercibido, que el Papa Francisco, dentro de su recargada y exhausta agenda, haya elegido la ciudad de Puerto Maldonado como una de las 3 ciudades que visitaría, donde sostuvo una reunión con los líderes de las diferentes comunidades nativas de la Región.
La selva de nuestro país, lamentablemente, ha sido olvidada a lo largo de los años y los últimos Gobiernos no han mostrado disposición y esfuerzo para corregir y perfeccionar el marco de la tan ansiada descentralización. Los altos índices de anemia y desnutrición, embarazo adolescente, deserción estudiantil, contaminación ambiental, además del dramático incremento del número de personas, sobre todo mujeres y niñas, víctimas del delito de trata de personas, son de por sí algunos de los indicadores que evidencian el abandono que sufre nuestra amazonia.
La visita del Papa a Madre de Dios, su diálogo abierto y receptivo con los líderes de los pueblos indígenas, el testimonio en varios casos dramático y emotivo de dichos líderes, así como la situación de las comunidades nativas y del medio ambiente que las rodea, evidencian la imperiosa necesidad de revisar y reformar la política ambiental en nuestro país, sobre todo, elaborar una verdadera agenda para los poblaciones ancestrales e indígenas. Genera mucho entusiasmo que el Papa ponga en evidencia las reformas que son necesarias en los aspectos señalados, lo cual nos da cuenta de su verdadero y profundo interés por los menos favorecidos, pero es importante señalar que estas reformas deben ser emprendidas desde el Gobierno Central, específicamente deben partir del Poder Ejecutivo como parte de una política de Estado.
A su vez, estas deben involucrar a los otros poderes, como al Poder Legislativo en caso implique modificaciones con rango de ley o reformas constitucionales, y al Poder Judicial para avanzar en una reforma en el sistema de Administración de Justicia para las comunidades nativas, por citar solo algunos ejemplos. Pero nuevamente, este es un reto que debe ser emprendido desde el Poder Ejecutivo, para concretar lo que fue invocado por el Papa Francisco, ¨romper el paradigma histórico que considera a la amazonia como una dispensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes¨.
Es así que este mensaje nos toca por igual a todos, católicos o no. La inclusión, la equidad, la igualdad, son valores que son profesados por todos los credos del mundo y deberían guiar nuestro actuar, en especial de las autoridades. Siguiendo el ejemplo del Papa Francisco de escuchar a nuestra amazonia, el próximo 27 de enero, estaremos en la ciudad de Iquitos, en forma conjunta las Comisiones de Descentralización y la de Constitución del Congreso de la República, para seguir conociendo de primera mano las necesidades de la población amazónica, en especial de sus comunidades nativas.
Estoy convencida de que la visita del Papa Francisco nos ha renovado en nuestra fe, pero en especial para seguir trabajando por un país mejor, pero sobre todo, por un país más justo, donde no se defina la calidad de vida de un niño en función del lugar donde nace sino en función de la calidad de los servicios públicos que el Estado le debe brindar para poder competir en igualdad de condiciones mínimas con otros niños. Solo así estará apto para aprovechar las oportunidades que Dios y la vida le brinden, y realmente poder mirar con optimismo el camino que nos lleve a convertirnos en un país donde la regla sea la equidad.