Ya llega el nuevo año. A pocas horas de recibir el 2018, muchos peruanos están haciendo los preparativos para cuatro momentos importantes: la cena, las cábalas, el brindis y el bailetón de año nuevo hasta las últimas consecuencias.
Sin embargo, a vísperas de estas acostumbradas celebraciones peruanas, en lo que queda del 2017 han sucedido eventos de singular importancia que posiblemente afecten los modos de celebración de los protagonistas de la política peruana. Hace unas horas, IDL Reporteros ha publicado parte de las declaraciones de Marcelo Odebrecht realizadas el 9 de noviembre en Curitiba y que involucran a los candidatos presidenciales de los últimos diez años.
Lo que queda claro de este destape se puede resumir en una de las frases que describe claramente la triste realidad de la política en el Perú, expresado de boca de Marcelo Odebrecht: “…mi entendimiento casi certero es que nosotros apoyamos a todos los candidatos presidenciales de Perú, todos los partidos y probablemente varias elecciones para congresistas. Era normal que en los países en los que operamos hiciéramos eso. No solo apoyamos al partido de gobierno, sino también a la oposición, para hacer una red”.
Y más adelante, también en sus declaraciones afirma que: “Es probable que si fue a un nivel de un gobernador local, un alcalde, un congresista, se hiciera a través de un director de contrato. Pero Boleira y Barata sabrán. Entiendo que en aquellos casos en los que se hizo a través de otras empresas, hay registros de operaciones estructuradas. Principalmente si alguien en Perú recibió dinero en una cuenta, eso va a estar. Con certeza si Barata no lo tuviera en la mano, alguna persona en la empresa puede encontrar el registro”.
Estas declaraciones son un anticipo de los temas que nos ocuparán el próximo año. Sin duda, la Fiscalía tiene la responsabilidad de actuar con prontitud y eficacia frente a esta maraña de corruptelas, que no solo involucra a los máximos líderes de los partidos políticos y los altos directivos de las empresas brasileñas. Estas investigaciones deben permitirnos conocer a los operadores de todo acto de corrupción que casi es práctica común cuando se trata de gestionar los recursos públicos de todos los peruanos. Funcionarios públicos que permanecen asolapados en sus escritorios haciéndose los sorprendidos cuando ellos mismos fueron los responsables de elaborar los proyectos, informes, estudios de mercado, de factibilidad, certificaciones presupuestales, las bases de los concursos, de darles luz verde a los estudios de impacto ambiental, de dar conformidad a las obras y de justificar “técnicamente” los desmedidos gastos adicionales, entre otros trámites, vistos buenos, y frases como “no te preocupes, firma no más, que no pasa nada”.
Ellos también tendrán que declarar en la Fiscalía y, posiblemente, muchos de ellos tendrán que hacer maletas ─y no para dar la vuelta a la manzana─ sino porque tarde o temprano tendrán forzadas estadías en los penales de nuestro país.
Es posible que durante la noche de año nuevo tengan que cambiar alguno de sus hábitos y cábalas de celebraciones. Aquí un par de sugerencias al respecto, por ejemplo en Copenhague tienen la tradición de subirse a las sillas y saltar de ellas cuando suenan las campanas que anuncian las doce de la noche, de esta manera espantan a los malos espíritus y los dejan atrapados en el año que se va y, luego, rompen platos, tazas y cualquier otro utensilio de cocina antiguo para atraer la buena suerte. No sé si esta tradición los ayudará a dejar atrás lo que hicieron de manera indebida, porque luego de las investigaciones de los fiscales a cargo, sin duda, muchos tendrán que pagar los platos rotos.
Otra extraña forma de celebrar la llegada del nuevo año se da en lugares como el pueblo de South Queensferry, en Edimburgo, donde los pobladores deciden darse un chapuzón en aguas gélidas, con la creencia de conseguir un sentido de renovación muy refrescante. Y aunque en el Perú estamos en pleno verano, probablemente a muchos les habrá caído como un baldazo de agua fría las revelaciones que hizo Odebrecht sobre su modo de operar en América Latina, donde además destaca que el Perú es el único país donde ellos tenían llegada directa a los presidentes de turno, mientras que en los demás países siempre lo hacían a través de lobistas o terceras personas.
Lo que sucederá de todas maneras el 2018 es una activa concurrencia de personalidades de la política peruana ─en los tres niveles de gobierno─ a declarar ante la Fiscalía. Los más destacados abogados harán la pelea ante los juzgados para evitar que sus ilustres representados evadan las prisiones preventivas, algunos otros optarán por cambiar sus domicilios huyendo del Perú, y muchos otros decidirán convertirse en colaboradores eficaces para no terminar tras las rejas.
Menuda tarea que tendrán los equipos de fiscales anticorrupción, de lavado de activos e incluso los de crimen organizado. Esto será el día a día del nuevo año que se avecina, erráticamente sazonado con el singular protagonismo de aquellos padres de la patria, que además servirán de inspiración para los caricaturistas políticos y para los creadores de los memes más fascinantes en las redes sociales.
Mientras, la mayoría de los peruanos de a pie seguirán trabajando para salir adelante, tapándose la nariz cada vez que sean mudos testigos de las noticias que revelarán la inmundicia de la corrupción como habitual práctica en la gestión pública de los últimos años.
A esta gran mayoría de peruanos que sí trabajan por el bien del país y sus seres queridos, a ustedes les deseo un feliz año 2018. A los otros solamente queda desearles que les alcance el brazo de la justicia, ni más ni menos.