Perversa crispación política, sin tregua ni pausa

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Foto: Exitosa

La esperada recuperación de la economía peruana con una proyección de crecimiento superior a 4% a nivel del Producto Bruto Interno (PBI), tal como se estima a partir del próximo año, corre el riesgo de quedar en buenas intenciones por efectos del “pugilato político” que se ha desatado en el país debido al escándalo de corrupción de Odebrecht que hoy enfrenta, sin tregua ni pausa, a los distintos poderes del Estado; una situación lamentable y sin precedentes.

El clima y tono confrontacional de una perversa crispación política ante denuncias y acusaciones que diariamente vienen de uno y otro lado, ha llegado a niveles extremos y causa de ardorosos debates y acusaciones en distintos medios de comunicación entre los voceros, representantes y congresistas ―tanto del oficialismo como de la oposición―, en los que priman los adjetivos para descalificar al adversario de turno y en particular a la débil gestión presidencial.

Sin duda, las investigaciones de corrupción por el tema Odebrecht han remecido los cimientos de la clase política, de la derecha e izquierda sin excepciones. Situación que tendrá mayores sorpresas y revelaciones, si en algún momento el ex presidente Alejandro Toledo es extraditado desde los Estados Unidos para que responda a la justicia peruana por los graves delitos en que habría incurrido en el ejercicio del poder.

No olvidemos que muchas de las actuales autoridades del Ejecutivo integraron en algún momento el gobierno del “sano y sagrado Toledo”, quien en desgracia no dudará en jugar sus últimas cartas y disparar con ventilador, como un manotazo de ahogado, en vano intento de salvar el pellejo; circunstancia que, evidentemente, será aprovechada por la mayoría de la oposición en el Congreso de la República para poner en agenda un tema sensible: la eventual vacancia presidencial.

ECONOMÍA AL ALZA

En este zafarrancho político del cual el ciudadano de a pie es testigo a diario, indignado por cierto de tan miserable accionar de gobernantes cuestionados que ejercieron el poder pro-bolsillo, noticias halagadoras y positivas como por ejemplo, el repunte de las exportaciones “Made in Perú” a distintos mercados del exterior pasan a un segundo plano, en vista que la portada de los medios impresos ya está copada de tantos escandaletes de corrupción que salpican a políticos y ex funcionarios de gobierno.

Según estimaciones del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), este año las exportaciones nacionales superarían los US$ 44 mil millones de dólares, un 21% más en comparación a la cifra registrada el año pasado y cercana al récord logrado en el año 2012 en que ascendieron a unos US$ 46 mil 400 millones de dólares.

Asimismo, la minería, otro sector estratégico y fundamental en el crecimiento de la economía peruana, evidencia señales de recuperación debido al aumento de la demanda de materias primas en el mercado asiático y en particular de China, la segunda economía mundial, que nuevamente muestra indicadores de mayor crecimiento en su actividad productiva, coyuntura que beneficia a la región en su conjunto por el aumento en el precio de los commodities, de los minerales.

Es un escenario conservador, el Perú alcanzaría un crecimiento de 4,2% a nivel del PBI el próximo año y este 2017 cerraría con un promedio de 2,8%.

Ojalá que la incertidumbre política, que por lo general deja en compás de espera iniciativas de inversión que requiere Perú en diferentes rubros productivos, no provoque un mayor deterioro y nuestro país continúe por la senda del progreso y la bonanza con mejores indicadores y proyecciones que generen confianza entre los potenciales inversionistas, y sobre todo, generen fuentes de empleo que demandan vastos sectores de la población.

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