Este Congreso no me representa

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Foto: El Comercio

El sustento del sistema democrático está en el equilibrio de poderes, en la transparencia de la gestión pública, en el gasto eficiente, en la solución de los problemas y necesidades de la población. No menos importante es contar con un sistema electoral serio e imparcial, así como el fortalecimiento de los partidos políticos, la participación plena y activa de la ciudadanía en general.

Los hechos recientes han ido descubriendo la  precariedad de estas características. Somos testigos como el Congreso de la República con una agresividad inusual, amparada en la mayoría fujimorista y sus aliados, ataca violentamente al Ministerio Público a través del Fiscal de la Nación. También pretende vacar a los “incómodos” miembros del Tribunal Constitucional. Le muestran sus fauces al Presidente de la República amenazándolo  con la vacancia presidencial por “incapacidad moral”. Qué tal paradoja: el fujimorismo hablando de incapacidad moral.

El gran actor no es el Congreso de República en sí, sino los Congresistas que lo conforman. Aquí debemos poner todos los reflectores para diferenciar el trigo de la paja, con el objetivo de no generalizar. Veamos cómo llegaron a ser nuestros representantes, así como su agenda parlamentaria, el arrastre del candidato presidencial, sus gastos de campaña y su declaración ante la ONPE y su actuación congresal. En mi condición de Presidente de Acción Popular, tengo el deber moral, ideológico y partidario de deslindar públicamente con el accionar de la bancada.

Hay muchos parlamentarios que están bajo la lupa por su vida personal más que por su labor congresal, están bajo sospecha de lavado de activos, por haber falsificado certificados de estudios, porque les han quitado el título universitario, tráfico de influencias o denunciados por conflictos de intereses. Estos deberían estar fuera del Congreso, sin embargo son blindados por la Comisión de ética.

La luz de los reflectores también debería llegar a los empleados de los despachos congresales,  así veremos la calidad de los congresistas. Qué podemos pensar de los congresistas que en sus despachos tienen gente de dudosa reputación, que han estado con requisitoria por la justicia, o que han purgado condena por actos de corrupción, que han sido denunciados por maltratar mujeres, es decir violencia familiar. Que sus empleados en lugar trabajar por el interés nacional lo hacen por el interés personal, que queman horas en las redes sociales agrediendo e insultando a los adversarios de sus ocasionales jefes.

Inspirado en el viejo adagio que dice: “De tal palo tal astilla”, digo: “De tal Congresista tal empleado”. Si vemos a un empleado con antecedentes penales, judiciales, policiales, hostil, ocioso, que usa los recursos del Estado para perseguir a sus adversarios políticos sean o sean militantes de su partido, vemos pintado en él al Congresista de la República que lo contrató.

La interrogante es: Con estos congresistas y sus empleados, ¿podemos tener un Congreso de la República serio? La respuesta fluye de manera automática: No. ¿Qué hacer? En primer lugar, impulsar vía referéndum una reforma electoral que permita consolidar una clase política comprometida con el desarrollo del Perú. Poner topes al gasto de campaña electoral, no se justifica gastos millonarios, cuando se quiere servir al pueblo. Reformar la constitución de la República y cambiar el Reglamento del Congreso. La elección de los congresistas debe ser en segunda vuelta. Limitar la publicidad radial, televisiva, escrita, los paneles. Exigir que los candidatos al Congreso tengan una agenda parlamentaria y en función de ello fiscalizar su actuación. Pasar la comisión de ética a un observatorio ciudadano, recordemos “otorongo no come otorongo”.

Con justificada razón la calle abiertamente grita: “Este Congreso no me representa”. Es que este está de espaldas del pueblo peruano, que sufre las inclemencias de una economía que crece solo para los de arriba, que el famoso “chorreo” sigue vigente. La generación de empleo digno es una ilusión, porque la impunidad consolida el reino de la corrupción. La juventud honesta y trabajadora debe surgir como el ave Fénix en rescate de la patria grande y de los grandes sueños de un pueblo que sufre, que llora, pero que nunca se rinde.

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@MesiasGuevara

(*)Ejecutivo Senior, Peruano, DEA en Administración de Empresas por la Universidad de Sevilla, MBA en la Escuela de Post grado de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Egresado de la Segunda Especialización en Proyectos de Inversión Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Ingeniero Electrónico titulado en la Universidad Ricardo Palma (URP).
Ha sido Director Académico de la Escuela de Ingeniería Electrónica de la Universidad Ricardo Palma, Account Manager de Lucent Technologies del Perú, Experto en Telecomunicaciones en INICTEL. Profesor en las Escuelas de Post Grado de UNMSM, UNFV, UNJBG y UpeU.
Como Congresista de la República (2011-2016) impulsó:la ley de banda ancha, la ley de los operadores móviles virtuales, la ley de tele salud, la ley que impulsa el sistema de alertas tempranas, entre otras.
Actualmente es docente en la escuela de post grado de la FIEE- UNMSM y consultor.

1 COMENTARIO

  1. Urgente una Reingeniería Nacional.

    La historia de los pueblos o de un país la escribimos nosotros sus hijos, por eso debemos ser actores activos en las decisiones de nuestra provincia de San Ignacio, Región Cajamarca y del Perú.

    Comparto con las ideas de mi paisano cajamarquino, el ex congresista Mesias Guevara Amasifuen, debido a lo que hoy en día vemos una sociedad sin control y sin Seguridad Ciudadana, un Congreso que amenaza con gobernabilidad democrática y la institucionalidad del estado de derecho, por los actos de corrupción de funcionarios y autoridades políticas, por las injusticias, narcotráfico, terrorismo, sicariato, delincuencia común y organizada que hay en nuestro país, por lo que prima urgente hacer una Reingeniería Nacional en el Perú, consistente en las siguientes propuestas:

    Reforma Electoral.
    Cambiar la Constitución de 1993.
    Poner un tope a los gastos de campaña electoral.
    Reestructurar y cambiar el Reglamento del Congreso.
    Limitar la publicidad de los candidatos.
    Elección de Congresista en segunda vuelta.
    Fiscalizar a los Congresistas.
    Implantar la Pena de Muerte.
    Lucha frontal contra la corrupción.
    Reestructurar el Poder Judicial y Ministerio Publico.

    Vamos por una nueva República y un Perú Libre con miras a las elecciones presidenciales del 2021 y cambiamos la historia con sangre, sudor y lágrimas.

    «PUBLICRUZ – SAN IGNACIO»
    «Publicidad Latinoamericana Internacional Cruz»

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