Penas y más penas…

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Foto: Publimetro

Los últimos acontecimientos han despertado en todos los ciudadanos un sentimiento de indignación, frustración, dolor y más. Esto nos ha llevado a gritar y pedir por formas de castigo que detengan esta racha imparable de violación a los derechos básicos del ser humano.

¿En qué momento se  perdió el respeto? El amor de padre, al violar a sus propios hijos; el respeto por la vida, como para que en una misma noche dispare sin piedad contra dos personas y duerma sin culpa y luego esboce una sonrisa enferma dando las más claras señales de una psicópata, sociópata que caminaba libremente por las calles de nuestra ciudad. ¿Cuántas veces nos cruzamos con personas llenas de odio y enfermedades no solo mentales, sino del alma?

Al parecer, las tendencias violentas tienen su origen en la estructura del cerebro. Un déficit en ella predispone a comportarse de forma agresiva. Como por fortuna no somos esclavos de nuestra biología, sino que la mayor parte de nuestra conducta depende de la interacción con el medio, es posible tomar medidas quirúrgicas y farmacológicas. Cuantos más datos tengamos sobre nosotros mismos, mejor orientada irá la educación, que debería ser cuestión prioritaria en cualquier país.

Tenemos que sostener nuestra expectativa e ilusión de mejores condiciones de vida en general, si educamos desde el primer momento a los niños. La EDUCACIÓN es nuestra salvación. Solo educando a nuestros niños podremos prevenir la violencia. Podremos detectar personalidades con características que requieran mayor atención. Podremos educar a los padres para que asuman su responsabilidad e inicien el trabajo de crianza en amor, tolerancia y respeto para que estos niños, adultos del mañana, no se conviertan en cifras de criminalidad.

Hay mucho por hacer, señores. Nuestras autoridades saben que estos temas se basan en trabajos articulados entre instituciones y organismos destinados a la Educación y Salud del pueblo. Mientras esto se da, trabajemos en casa con nuestros hijos… No podemos seguir siendo solo espectadores de esta triste realidad. Vamos a trabajar, que es tarea de ayer.

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