Hace casi un mes y medio escribí en esta misma columna un artículo titulado “La Reconstrucción urge de cambios” (22-09-17). En él daba cuenta de la fallida estrategia gubernamental para enfrentar la prevención y la rehabilitación en las zonas afectadas por el Fenómeno de El Niño Costero. Me referí concretamente al caso de Piura.
No quiero decir que el tiempo me dio la razón, pero en efecto así fue. Renunció Pablo de la Flor, Director Ejecutivo de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, y lo hizo tras culpar a los presidentes regionales del fracaso de su gestión y luego de recibir por respuesta un intolerable “jalón de alfombra” de connotados miembros de la bancada oficialista.
Ya no cabe duda que, luego de seis meses perdidos, solo se ha ratificado que el modelo aprista de la reconstrucción no sirve. Haber designado a un amigo como “Zar” ha sido un gran error, no por su calidad de amigo sino porque nada sabía de gestión pública y menos tuvo vocación de coordinación con los diferentes niveles de gobierno.
Insistir en nombrar un reemplazante para Pablo de la Flor sería ahondar en el error. Es hora de “tomar el toro por las astas” y encargar esa labor a la PCM, dirigida por Mercedes Aráoz. Ella puede articular con el MTC, Vivienda, MINDEF, MININTER y sobre todo con los Gores. Esto ya no puede esperar, el ensayo ha fracasado y es menester cambiar decididamente la estrategia de intervención, no basta con hacer una visita relámpago a la zona y declarar “logros” que nadie reconoce porque no se ven.
A todo lo dicho le sumo dos hechos muy importantes. Por un lado, el bien informado y científicamente respaldado, aviso profesional y sin alarmismo dado por Gustavo Iwanaga (UNT), cuyo pronóstico nos debe mover a trabajar fundamentalmente en la prevención, pues es siempre probable que las lluvias del verano próximo sean muy intensas y vuelvan a impactar duramente sobre el norte del país. Y el otro tema son las malas señales que podría evidenciar que lo anterior es un hecho cierto, me refiero a las diluvianas caídas de agua sobre San Martín/Picota, que nos dejan cinco muertos y más de 400 damnificados.
Ya no es posible mirar al lado ni a ponerse de costado, el Ejecutivo debe actuar y hacerlo rápido. Se necesitan almacenes debidamente abastecidos con víveres, agua, carpas, etc. Pero se necesitan también ríos descolmatados, drenes y diques habilitados; puentes fortalecidos y muros de contención. Prevenir es urgente.
Catacaos, Cura Mori y otras muchas localidades demandan de usted, señor Presidente, acción pronta y eficaz. No son casuales las cifras de la paupérrima aceptación en el norte, el pueblo da lo que recibe, y no hay nada peor que la indiferencia y la indolencia.
Señor Presidente, encargue a la PCM que intervenga, que articule con los ministerios competentes y que convoque la participación decidida de los Gores. Lloverá sobre mojado, preocúpese usted porque esas lluvias no nos cojan desprevenidos en chozas de caña y plástico que se las vuelva a llevar el huayco y con él la esperanza.