El reto país: Innovación, desarrollo y tecnología

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Foto: RevistaIdeele

“Escuelas, escuelas, escuelas” fue la célebre frase que pronunció ante sus ministros —según escritos de aquella época— el gran mariscal del Perú, don Ramón Castilla; un visionario que en el siglo XIX fijó como horizonte la necesidad de que nuestro país implemente y ejecute políticas públicas, con énfasis en la educación de la población, para superar el analfabetismo como base del desarrollo, crecimiento y liderazgo de las naciones prósperas.

Durante la Presidencia que ejercí en el Parlamento Andino (2014-2015), organismo deliberante y supranacional del Sistema Andino de Integración que conforman Perú, Colombia, Chile, Ecuador y Bolivia, impulsé la suscripción de la denominada “Declaración de Trujillo”, un pronunciamiento institucional que propuso el incremento progresivo del presupuesto del sector Educación hasta alcanzar un 6% del Producto Bruto Interno (PBI) en los próximos años, contando con el respaldo de parlamentarios de distintas nacionalidades.

La necesidad de asignar mayores recursos económicos al sector Educación es fundamental en tiempos de modernidad y avance de la ciencia y tecnología. El objetivo es llevar adelante, precisamente, una reforma integral que privilegie una educación de calidad, con profesores bien remunerados y comprometidos en el ejercicio de su noble profesión, en beneficio de la niñez y juventud peruana como futuros líderes que el país necesita.

El gran mariscal don Ramón Castilla, uno de los primeros estadistas de la República, marcaba ya la cancha hace décadas —como se diría en sentido coloquial— identificando la necesidad de ejecutar infraestructura educativa, uno de los pilares para mejorar la calidad de la enseñanza pública en todos sus niveles.

Hoy, recorrer el camino hacia la mejora y transformación del sistema educativo nacional implica llevar a la práctica reformas de mediano y largo plazo, con un mayor presupuesto y sincero compromiso de las autoridades y, en particular, con la dirigencia de los maestros de proponer e implementar objetivos, estrategias y acciones bajo la perspectiva de elevar la CALIDAD DE LA EDUCACIÓN PERUANA.

En el proceso de mejora de la calidad del sistema educativo no basta el esfuerzo y buena voluntad del partido que ejerce el poder, sino un gran acuerdo: un Pacto Social que permita definir metas e indicadores de mejora continua en función al consenso entre el Ejecutivo y Magisterio, inclusive con participación de la sociedad civil.

En ese sentido, considero que el Acuerdo Nacional constituye el foro democrático por excelencia para proponer, debatir y consensuar políticas sectoriales con el aporte de las distintas instituciones, tanto públicas como privadas. Aspectos relacionados a la promoción y fortalecimiento de la carrera magisterial, la capacitación activa de los maestros y la evaluación docente son algunos temas por analizar con la mayor disposición y compromiso hacia nuestros niños, el futuro del país.

Reconocemos el esfuerzo del Gobierno Nacional que preside Pedro Pablo Kuczynski en aumentar de manera significativa el presupuesto educativo hasta los 27,430 millones de soles el próximo año, liderando el ranking de sectores que obtendrá los mayores recursos económicos, cifra que implica un incremento promedio del 5% en comparación al presupuesto de 2017, una determinación que también debe comprometer al magisterio a redoblar esfuerzos bajo la perspectiva de mejorar la calidad de la enseñanza en base a la capacitación permanente.

El sector no puede entretenerse en resolver problemas coyunturales sin enfrentar temas de fondo. El ajuste remunerativo de los maestros es importante, pero debe ir de la mano con las tendencias del mundo moderno en materia de capacitación: innovación, desarrollo y tecnología, como base del progreso y crecimiento del país en un mundo cada vez más globalizado.

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