A raíz del terremoto del pasado 19 de setiembre ocurrido en México, con casi 30 edificios colapsados, estos últimos días salieron a la luz diferentes opiniones contra la informalidad en la construcción de viviendas en el Perú, tomando como emblema un edificio que tiene siete pisos y cuyo grosor lateral no excede los 1,20 metros construido en pleno centro de Lima.
La verdad es que hace mucho tiempo que las autoridades que administraron y administran la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) no tienen ni la menor idea de lo que es fiscalización en esta ciudad, que alberga a casi 10 millones de habitantes ―ni qué decir a nivel nacional.
Lo más preocupante, sin embargo, es que omiten las invasiones masivas que aparecen todos los días en las laderas de los cerros. Un ejemplo: el mal llamado “muro de la vergüenza”, producto de una invasión permitida por la Municipalidad distrital de San Juan de Miraflores, donde todos sus pobladores carecen de todos los servicios públicos, aunque recientemente les están proporcionando luz, donde las construcciones son precarias y no cumplen con reglamentación alguna para construcción y uso como vivienda.
Sabemos que el Perú es un país informal y no estamos haciendo algo para iniciar la eliminación progresiva de este flagelo. Vemos cómo la reconstrucción del Norte sigue en “pañales” y ya hay voces de resistencia de la misma población para ser reubicados ―no obstante ser testigos directos y perjudicados de la inclemencia del desastre natural.
Debemos recordar que, en lo que se refiere a vivienda, ocupamos el tercer lugar en cuanto a déficit en la región.[1] Hay un limitado acceso a la vivienda propia, persisten las construcciones informales (por ejemplo, en MML, 7 de cada 10 viviendas fueron construidas de manera informal). [2] Hay un escaso desarrollo en la planificación urbana. [3]
Tenemos la información, diagnósticos, estadísticas y propuestas, pero no hay principio de autoridad. Los funcionarios y/o servidores están pensando más en su permanencia en el puesto y en recibir su remuneración (algunos a través del PAC) [4], que cumplir con las políticas de desarrollo urbano.
Esperemos que el reciente cambio Ministerial implique no solo un reemplazo de sus titulares (a los que les deseamos lo mejor en su gestión por el bien del país), sino que hayan cambios al interior de cada uno de sus sectores, principalmente con ese personal que llegó (o se mantuvo) con muchos títulos y CVs resplandecientes (y otros no tanto), pero que no aportaron nada relevante al sector.
Vuelvo a invocar a CEPLAN para que, en coordinación con el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, adopten políticas sobre vivienda, de manera que estas se cumplan a nivel nacional, pues los gobiernos regionales y locales poco o nada están haciendo al respecto.
[1] http://documentos.bancomundial.org/curated/es/102591476435696623/pdf/109103-BRI-P160939-Series-Per%C3%BA-Notas-de-Pol%C3%ADtica-2016-PUBLIC-Viviendaparatodos.pdf
[2] http://rpp.pe/seamos-peruanos-de-calidad/informalidad-en-el-sector-construccion-por-que-las-edificaciones-se-caen-como-evitarlo-noticia-1078284
[3] Situación y perspectivas de la vivienda en el Perú, 2015. Presentación (PPT) del Viceministerio de Vivienda y Urbanismo del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento.
[4] Profesional Altamente Calificado, que puede percibir como ingreso de hasta S/ 25,000.00 mensuales.