Desde que se instaló este nuevo Congreso, a través de la Comisión de Constitución y Reglamento ―antes con mi colega y amigo Miki Torres y hoy bajo mi Presidencia―, se estableció un objetivo prioritario: “lograr una verdadera reforma electoral”. El camino es muy difícil, los intereses se encuentran muy fragmentados, existen pocos partidos políticos, pero varios movimientos o agrupaciones políticas con representación en el Congreso, lo cual sin duda dificulta el consenso que merece esta reforma y finalmente, la academia y el ciudadano de a pie, tienen distintos puntos de vista respecto a cómo enfrentar la crisis de representación que hoy atraviesa la política peruana. Sin embargo, con dedicación, esfuerzo, apertura y transparencia, la reforma está dando sus primeros frutos.
Aquí cabe hacer un pequeño paréntesis sobre la discusión eterna en la Comisión y sobre la cual quiero ser muy enfática. Algunos congresistas, en cada sesión y con cámara al frente, protestan diciendo que debe aprobarse un dictamen para una reforma integral que modifique todas las normas electorales y las compendie en un Código Electoral.
Sin embargo, algunos de ellos de larga data en el Congreso olvidan que, hace varios años se viene discutiendo la aprobación de diferentes códigos, como es el Código de Niños y Adolescentes, que aún no tiene luces de ser aprobado en los próximos meses. Otro ejemplo también es el Código Penal que se encuentra en la misma situación. Entonces, la realidad evidencia que no existe la posibilidad de aprobar una reforma a través del dictamen único de un Código Electoral, pues no solo no existe consenso sino que además técnicamente ello es inviable, frustrándose nuevamente la ansiada reforma.
Justamente, para realizar un trabajo técnico que busque y genere consenso, propusimos atender los temas “prioritarios” y “urgentes” de la reforma, pensando en las elecciones regionales y municipales del 2018, teniendo como fecha límite para ejecutar este trabajo hasta el 24 de octubre de este año, para luego continuar con los demás temas que califiqué de “importantes” y «trascendentes” con miras a las elecciones presidenciales del 2021. El enfocarnos en temas prioritarios nos ha permitido, aprobar dictámenes, incluso, por parte de todas las fuerzas políticas.
Uno de los principales cambios aprobados por la Comisión ha sido la inmodificabilidad de las normas electorales. Este dictamen, que a su vez ya fue aprobado por el Pleno del Congreso de la República, establece que las normas y reglamentos electorales no podrán ser materia de modificación 1 año antes de la elección. ¿Cuál es la importancia de esto? Que todos los actores involucrados podemos gozar de aquello que los abogados conocemos como “seguridad jurídica”. Es decir, tanto los candidatos como los electores, así como las autoridades competentes, sabrán desde 1 año antes de la elección cuáles serán las “reglas de juego” de tal forma que todos sepan bajo qué condiciones deben actuar.
Esta necesidad se evidenció con más claridad en la elección pasada, donde se hicieron diferentes cambios a la normatividad electoral, lo cual generó absoluta incertidumbre respecto de las reglas de juego aplicables, a nivel no solo de candidatos sino también en la población, incluso hasta el mismo día de la elección, distrayendo la atención de los electores respecto de lo importante en una elección, la trayectoria del candidato y la consistencia de sus propuestas.
Hoy esperamos con mucha expectativa que el señor Presidente de la República firme y promulgue la autógrafa que le ha sido remitida, manifestando una clara señal de que el Poder Ejecutivo también está, conjuntamente con el Congreso, impulsando la tan ansiada y necesaria reforma electoral.
Existen ya otros dictámenes aprobados en la Comisión con relación a la reforma electoral y seguiremos adelante, discutiendo en las próximas sesiones el contenido de las propuestas presentadas, escuchando a la academia, compartiendo experiencias, pero sobre todo buscando los consensos que esta reforma requiere con las demás fuerzas políticas, con el objetivo final de aprobar las modificaciones urgentes que requiere nuestro marco electoral de cara a las elecciones 2018; y luego de ello, seguiremos con las reformas estructurales que merecen una reflexión más profunda de cara al Bicentenario de nuestro país.