Es innegable que la economía peruana atraviesa una crisis recesiva; disminuye el ritmo de su crecimiento, los ingresos del Estado se reducen, se contrae la inversión pública y privada, y el empleo urbano disminuye. Se siente en la calle al conversar con taxistas, amas de casa, jóvenes…
La política económica que nos propone el Gobierno a través del Ministerio de Economía y Finanzas prioriza el conocido “destrabe de las inversiones”, disminución de impuestos a la renta y utilidades, facilidades para la repatriación de capitales, simplificación de trámites administrativos, flexibilización y/o disminución de los derechos laborales.
Olvida el Ejecutivo que la política económica, a través de los instrumentos monetarios o fiscales, es como una tijera con sus dos brazos necesarios. Uno se destina a promover las inversiones y el otro a favorecer y construir el mercado interno. La producción en economía debe ir acompañada de redistribución del ingreso. Se produce para satisfacer necesidades y así como se impulsa la oferta, también se requiere de la demanda.
Conocidos economistas en el Gobierno, que conocen de oferta y demanda, “olvidan” aplicar medidas que tiendan al desarrollo o crecimiento de la capacidad de consumo, al no proponer incremento de sueldos y salarios, del salario mínimo vital, descentralización y el desarrollo del mercado interno. Solo queda atribuirlo a su visión ideológica, la que los lleva a pensar y preocuparse en ganancias para los empresarios nacionales, sobre todo extranjeros, y no en el pueblo (con una mejor calidad de vida, con políticas públicas).
Al no desarrollar el mercado interno continuaremos con una economía que solo produce para exportar, satisfaciendo necesidades del mercado exterior, sin generar puestos de trabajo ni valor agregado.
Necesitamos una propuesta de política económica que favorezca la inversión pública y privada, sobre todo la primera, pues impulsa en mayor medida el crecimiento económico, a la vez que, de manera paralela, buscamos hacer crecer el mercado interno. Esta propuesta requiere abandonar ataduras ideológicas, liberales y culturas del libre mercado.