Finalmente juramentó el nuevo gabinete presidido por la flamante Premier, Mercedes Araoz, liderando –esta vez sí en serio- un gabinete recompuesto, con varios nuevos rostros, con pincelazos multipartidarios y cuya principal labor será recuperar la confianza del ciudadano. No olvidemos que Fernando Zavala deja al Presidente Pablo Kuczynski con el más bajo índice de aprobación de su aun novel mandato.
Más allá de que el Congreso no le dio la confianza al Gabinete Zavala. Lo que no hay que olvidar es que la ciudadanía, en todas las encuestas de todos los gustos y colores venía exigiendo un cambio de liderazgo en la gestión política del gobierno. Más fácil era que el ex Premier renuncie al cargo y no arrastre a todos los ministros a esta llamada Cuestión de confianza que jugó en contra del país.
No hay vuelta que darle. Cuando a un gabinete lo censuran siempre la afectación de imagen pública, de ausencia de liderazgo, de vencido, es del censurado. Hay que tener conocimiento, habilidad y experiencia política para pretender lo contrario. La censura del gabinete, lejos de fortalecer la imagen presidencial, la ha golpeado. Quienes llevaron al ex Premier a tomar esa decisión se equivocaron. Quisieron pasar de víctimas y terminaron de victimarios de todo un gabinete y de la misma figura presidencial.
Pero es hora de un segundo round y por el bien del país hay que apostar por ello. Tremendo error sería que no se brinde el voto de confianza de manera inmediata a este gabinete. Pero más grueso error será que este nuevo gabinete no emprenda rápidamente la dura tarea de reconectar con la gente, poner en marcha la paralizada economía del país y desterrar de una vez esta rumología de cierres de Congreso y vacancias que nada bien le hacen a nuestra democracia y su frágil gobernabilidad.
No dejemos que el caos reemplace el sistema político. La pérdida de la confianza de la gente en su sistema político es el campo perfecto donde las dictaduras, la anarquía y el terrorismo, siembran su veneno. El ciudadano no quiere ser parte del caos, pero es el único escenario donde hoy se siente seguro.
Cuando el sistema político está en crisis, es la mejor oportunidad para que los liderazgos políticos encuentren una forma más eficaz y consecuente de ejercer su función de representación ciudadana.
Que se hable con facilidad del quiebre constitucional en nuestro país es peligroso. Por ello, es indispensable que se defienda la democracia y la gobernabilidad. Le toca al nuevo gabinete defenderla con inteligencia política, acciones estratégicas e integridad. Es hora de apostar por el Perú y retornar al cauce del crecimiento y desarrollo.