Tiempos de crisis

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Foto: ppcvalentia.com

Desde la premisa “las crisis surgen porque la vida es incierta” es factible que una multitud de cosas puedan ocurrir, más allá de nuestra protección y cuidados. Las crisis nos desafían diariamente a planificar, pero siempre debemos estar atentos a adaptarnos, ya que nada es inamovible o exacto. Todas las crisis tienen dimensiones comunes: el factor sorpresa, el sentido de urgencia y la propia inestabilidad que genera la misma. Por ello, “el método más seguro para solucionar una situación de crisis es prevenirla”.

Estamos viviendo tiempos de crisis a nivel interno con nuestros propios miedos, fracasos, caídas y más. A nivel externo, la naturaleza nos muestra su máximo poder y solo nos queda confiar, más que nunca…confiar. Es necesario trabajar en las crisis internas, repasar la actual condición en la que se vive. Saber qué hacer, cómo salir, cómo revertir la situación de las actuales crisis que se enfrenta.

Lograr darnos un tiempo en este torbellino de compromisos laborales, profesionales, sociales, y permitirnos analizar qué momento emocional estamos viviendo; de qué manera puedo estar afectando a mis seres queridos; cómo mis propios egoísmos no me  permiten ver que mis seres más amados están carentes de cuidado, guía y protección; qué me toca dar en mi rol de padre o madre, en mi rol de hijo o hija, de hermano, de amigo… Ver que alrededor existen personas para quienes mi presencia se hace indispensable, necesaria, que soy un ser amado y me debo la oportunidad de aprender a vivir en paz conmigo mismo para poder transmitirla a los demás.

Vemos llenos de indignación que las cárceles abren sus puertas y dan libertad a seres que sin piedad acabaron con la vida de miles de hermanos. Estas puertas abiertas hoy significan también abrir heridas que nunca terminarán de cerrar.

Aparece ante nuestros ojos la palabra “resiliencia” que distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción (es decir, la capacidad de proteger la propia integridad, bajo presión) y, por otra parte, más allá de la resistencia, la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles “Vanistendael”.

Ante momentos como estos que vivimos, seamos resilientes y forjemos un comportamiento positivo basado en modelos positivos, valores, ética, integridad. Que nuestros hijos aprendan de nuestras propias experiencias también, que lo peor que vivimos en nuestra historia no debe quedar en el olvido, ni de crisis internas ni de crisis externas, pues de ambas se aprende.

Nos toca enseñar a nuestra juventud con las heridas de estas crisis. Que el miedo no se apodere del silencio. Es necesario comprender que la esencia del ser humano es absolutamente interactiva. Se realiza con otros y estamos obligados a cambiar el rumbo de nuestras historias personales y colectivas, si interactuamos de manera saludable y positiva con los demás. Solo así podremos tener la capacidad para enfrentar cualquier crisis.

Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra “crisis”. Una pincelada significa “peligro”; la otra, “oportunidad”. “En una crisis se toma conciencia del peligro, pero también se reconoce la oportunidad” – John Kennedy.

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