Luego de las varias páginas que le dedicó la revista Somos de El Comercio a una tristemente célebre terrorista peruana que se encuentra próxima a ser liberada, han vuelto a nuestras memorias aquellas imágenes de terror que tanto Sendero Luminoso como el MRTA impusieron en nuestras vidas. Millones de peruanos perdieron la vida en manos de este insano pensamiento terrorista, miles de ellos, humildes campesinos cuyo único error fue tratar de defender sus libertades individuales y las de sus familias, miles de ellos, policías y militares que cumpliendo su deber fueron cruelmente asesinados, entre otros miles de inocentes.
Efectivamente, durante muchos años nuestro país y sus desigualdades sufrieron en forma distinta de la insania terrorista. Ayacucho y en general la sierra sur, quizá aquella zona que más sufrió, sigue sufriendo hoy por causa de la escasa presencia del Estado, pero en su peor momento por esta perturbadora ideología. El Perú ha cambiado muchísimo y durante el Gobierno del expresidente Fujimori se acertaron durísimos golpes al terrorismo, sus líderes y su ideología, para finalmente ser exterminados, corriéndonos hoy el riego de rebrotes desde su pequeña presencia en el VRAEM, pero especialmente desde nuestras escuelas y universidades.
Sin embargo, situaciones como la relatada en Somos, donde una exterrorista a punto de ser liberada se convierte en prácticamente un ser angelical, que fue una víctima más del terrorismo y no la terrorista encargada sin mayor objeción de refugiar al más sanguinario de todos, nos lleva a pensar y reflexionar sobre la lección aprendida.
Estos movimientos terroristas no vivían desde luego un sueño democrático, querían imponer sus ideas radicales a punta de violencia, fueron asesinos y ladrones, pero lo que no pudieron hacer nunca fue quitarnos la esperanza de un país mejor. Hoy con un país mejor, viviendo en democracia, les decimos que es justamente este juego democrático el que les devuelve su libertad, pese al inmenso daño que nos hicieron. Pero esta libertad otorgada por nuestro Estado, no puede significar por nada del mundo la posibilidad de que estas personas no cumplan con sus deberes y mucho menos que ocupen algún espacio que les permita nuevamente difundir sus ideas malsanas.
No pueden ni deben ser funcionarios públicos, no pueden ni deben ser candidatos a cargo de elección popular, no pueden ni deben ser maestros de escuelas o universidades en general, esto último ya ha sido establecido hace varios años, de nosotros depende que se cumpla y que estos impedimentos sigan siendo plasmados en realidades concretas. Existen diversas propuestas legislativas en ese sentido, tocará priorizarlas, pero sobre todo tocará hacer memoria y hacer política en espacios donde estas ideas puedan calar, estos son espacios donde Fuerza Popular está desarrollando una fuerte presencia y es ahí donde daremos una batalla política para erradicar definitivamente estas ideas sangrientas. Seamos cada uno de nosotros fuente de información y transmitamos a nuestra juventud la crueldad que significó Sendero Luminoso y el MRTA, especialmente para los pobres y para nuestros campesinos, sino corremos el riesgo de olvidar lo sucedido y dejar de honrar a los millones de peruanos que hoy no están a causa de las brutales acciones de estos grupos terroristas. Por ellos, sus familias y un futuro libre de violencia, ¡¡TERRORISMO NUNCA MÁS!!