«No podemos bañarnos dos veces en la mismas aguas de un río «, «Lo único constante en la vida es el cambio», manifiestan resueltamente los filósofos, y es verdad. El cambio está presente a lo largo de la historia de la humanidad marcando el paso de la evolución. El concepto del cambio, como tal no es nuevo, lo que sí resulta nuevo es el grado en que este se da.
Hoy somos testigos de los cambios vertiginosos que están ocurriendo en nuestro entorno, vemos que la información viaja a la velocidad de la luz y que el hombre está constantemente investigando nuevas tecnologías, los cuales tendrán un impacto directo en su estilo de vida, es así que su forma de vivir está cambiando.
Frente a esta situación debemos ser conscientes que para afrontar con éxito los desafíos que hoy se nos presentan debemos ser capaces de enfrentar esos cambios, para lo cual es importante y necesario que definamos nuestra actitud.
Ante los cambios podemos observar que los hombres pueden asumir cuatro tipos de actitudes: 1) De la avestruz: esconder la cabeza cuando se dan los cambios, 2) Reactiva: reaccionar como los bomberos y actuar cuando los cambios se producen, 3) Preactiva: prepararse para los cambios, 4) Proactiva: tener la capacidad de generar cambios
Los peruanos de buena voluntad ―por el bien de nuestro país― debemos tener siempre una actitud proactiva, es decir, estar generando constantemente cambios para mejorar el entorno que nos toca vivir.
Para ser proactivos debemos estar seguros del mundo en el cual queremos vivir. Entre las virtudes esenciales que podemos destacar son: la iniciativa propia. La alta solvencia moral que nos permiten modelar el mundo que deseamos vivir, la humildad para seguir aprendiendo, por lo que es necesario que seamos conscientes, que así como existe la curva del aprendizaje existe su contraparte: La curva del des aprendizaje, la cual nos facilitará deshacernos de nuestros malos hábitos, malas costumbres, desesperanzas y defectos que nos atan al subdesarrollo.
«Lo único constante en la vida es el cambio», debemos ser capaces de asumir los cambios como parte de nuestras vidas para transitar con éxito hacia el futuro, controlando la incertidumbre que viene asociada a este; siendo necesario no olvidar principios fundamentales, tales como: honestidad, integridad y humildad.