Gracias a una invitación de la embajada americana pude visitar, junto a otro grupo de congresistas de diferentes bancadas, Washington DC y Austin, en el Estado de Texas. El objetivo era conocer la manera como la primera potencia mundial opera políticamente en sus distintos niveles de gobierno.
Sin duda alguna fue una experiencia increíble. Más allá de poder apreciar un modelo federal y verificar el grado de organización a nivel estatal, se convirtió en una perfecta oportunidad para comprender la importancia que tiene el fortalecimiento de los partidos políticos para el funcionamiento de la democracia.
Ha sido también una oportunidad para la reflexión. Sin olvidar los grandes logros obtenidos en la década de los 90, nos permitió desarrollar una autocrítica respecto al debilitamiento de los partidos en aquellos años.
Siendo esto así, comprendo la importancia que Keiko imprime al fortalecimiento de Fuerza Popular. Los fujimoristas tenemos una gran deuda que debemos saldar y esto es la institucionalidad; pero las deudas no se pagan con palabras bonitas, tuits creativos o discursos curiosos. Se hacen realidad con hechos concretos, como por ejemplo lograr un partido presente en todas las regiones del Perú. Un partido donde los apellidos no importen. Un partido donde la disciplina, unión y lealtad son elementos fundamentales para perdurar en el tiempo.
Lejos de mi país, aprovecho la oportunidad que me da esta columna, para decir que estoy de acuerdo con el procedimiento seguido y la sanción impuesta a mi amigo Kenji. Si queremos crecer como partido político debemos aceptar la discusión de ideas y diferentes posiciones dentro del partido, pero si deseamos distinguirnos de otras fuerzas políticas debemos hacerlo con respeto a cada uno de los integrantes de Fuerza Popular. Estoy seguro que Kenji aprovechará este tiempo para reflexionar en ello.