Los retos del Contralor

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Nelson Shack, nuevo contralor de Pe´ru
Foto: Andina

La elección del economista y experto en gestión pública Nelson Shack como nuevo Contralor General de la República, que hoy formalizaría la Comisión Permanente del Congreso, pone sobre el tapete de la reforma del sistema de control varios retos urgentes que tendrá que asumir de inmediato, si quiere marcar posición respecto a la hoja de ruta que dejó el primer año el Contralor Alarcón.

Más allá de las razones de su salida, justificadas o no, lo cierto es que la gestión Alarcón marcó una diferencia sustancial respecto a los siete años de la gestión Khoury.

De una Contraloría que buscaba meter presos a la mayor cantidad de funcionarios públicos (lo que explicaba sus quejas constantes contra Fiscalía y Poder Judicial), que evitó el control previo y simultáneo y que se concentró en el manejo de presupuestos menores; la gestión Alarcón puso foco en el control previo y simultáneo de las grandes inversiones (Megaproyectos) y en la mejora de niveles de atención y buen uso de recursos en sectores sensibles para el ciudadano (Salud, Educación, Seguridad y Servicios Locales).

El ingreso de Shack a la Contraloría tendrá la opción de profundizar estas líneas de acción o reestructurar un modelo que ya marchaba y puso el dedo sobre la llaga de los negociados en el sector público ―como es conocido por todos.

Señales importantes de la posición que tendrá frente al problema del control de la gestión serán sus nuevos lineamientos respecto a la autonomía de sus auditores respecto a los otros poderes del Estado, algo que ya adelantó en su presentación ante las bancadas y, por supuesto, NO convertir la formación del nuevo equipo de gestión en una cacería de brujas de los colaboradores más cercanos al ex Contralor.

Señales importantes serán también conocer qué decidirá sobre la acción que ya venía realizando la Contraloría sobre los megaproyectos vinculados al caso Odebrecht y Lava Jato (InterOceánicas Norte y Sur, por ejemplo), o aquellos que se encuentran cuestionados por sobrecostos, inacción o confusión del Ejecutivo, como Chincheros, Línea 2 del Metro, Panamericanos, Refinería de Talara, entre otros. Y saber cómo implementará las acciones de control sobre los millones de soles que ya vienen invirtiéndose en saneamiento en todo el país y los millones sin control que se vienen gastando en el proceso de reconstrucción del Norte del país.

Finalmente, un hito fundamental será saber si proseguirá o no con la primera auditoría en la historia del Perú que Contraloría realizará sobre el endeudamiento público del último año en el MEF (anunciado por Alarcón en su última aparición pública), y que definitivamente no será del agrado del hoy Premier y Ministro de Economía y Finanzas, Fernando Zavala.

Muchos son los retos que le tocará sortear a Shack cuando tome control del timón institucional. Pero sabe muy bien que si quiere iniciar una verdadera reforma del sistema de control deberá dejar de lado al técnico que lleva dentro, y asumir el encargo político que realmente supone un cargo como el de Contralor General de la República.

Personalmente, soy muy escéptico cuando veo que se encargan procesos de reforma a tecnócratas de carrera. Es como encargar una revolución al defensor del sistema. Pero la experiencia me dice también que las reformas más exitosas no dependen de la hoja de vida académica, sino de la experiencia de gestión real y de los pantalones que el líder político tenga puestos cuando se atreve a tomar decisiones. Esperemos a ver de qué madera está hecho el Contralor Shack.

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