Mientras escribía este artículo hacía algunas pausas y aprovechaba para leer las últimas noticias y ver tendencias en Twitter, hacía scroll en Facebook de lo último que no había visto en un largo rato, todo esto mientras compartía oficina con un equipo de trabajo que entre asuntos laborales dedicaba algunos momentos a conversar sobre lo que estaba ocurriendo en el mundo y de lo que se habían enterado leyendo un tweet, viendo las creaciones de los usuarios sobre un tema (como los memes), escuchando la radio en la mañana; viendo la TV antes de salir de casa o simplemente porque alguien había llegado a la oficina hablando de uno de los temas de interés del día.
Y lo que describo es precisamente eso, convergencia. En esta entrada tendré un acercamiento a algunos conceptos teóricos de la convergencia de los medios y daré algunas claves que se pueden aplicar en la forma de hacer comunicación política en esta dinámica.
Estamos en un mundo donde cambió la forma de almacenar, consumir y distribuir los mensajes. Hoy más que nunca debemos hablar y entender la integración entre medios tradicionales (radio, prensa, televisión) con medios digitales (social media, sitios web, blogs, youtube…) y nuevos actores, como por ejemplo las series o las empresas de entretenimiento.
La convergencia de medios, en palabras de Sara Osuna, doctora en filosofía y ciencias de la educación, “Es la integración tecnológica en la era digital”. Aunque no está limitada al mundo online. Es un fenómeno ―si así quisiéramos llamarlo― que forma parte de nuestro día a día, del que no somos conscientes, pero al que nos hemos adaptado fácilmente. Y es ahí donde radica la oportunidad para quienes trabajamos la comunicación política como medio de vida, que deberíamos entender y aprovecharnos de las posibilidades que genera este fenómeno para el ejercicio político.
Partiendo de lo anterior, quisiera referirme a una apreciación teórica muy popular entre quienes estudiamos comunicación: “El medio es el mensaje” del maestro Marshall McLuhan, teórico y visionario reconocido, quien sin duda alguna marcó un precedente en la forma de hacer comunicación, útil desde cualquier perspectiva y que nos obliga a pensar cómo ha evolucionado dicho concepto, porque hoy en la forma de hacer comunicación política (y otras), la atención se ha centrado en el usuario, en sus gustos y preferencias, más que en el canal por cual llegarle, el reto está en la persona y en sus formas de consumo.
Siguiendo por la línea de autores reconocidos, Henry Jenkins, en su libro Convergence Culture, explica que la convergencia no es un “todo en uno”, es decir que todos los medios estén en un solo lugar, sino que “lo que hoy estamos viendo es que el hardware diverge, mientras el contenido converge”. En otras palabras, quien debe llegar al canal donde el usuario está es el mensaje, independiente de la plataforma por la cual sea emitido.
Es importante tener en cuenta algo, la convergencia no es sólo tecnológica, pese a que muchos la asumen solo así. Aunque es claro que en este fenómeno lo digital ha cobrado gran protagonismo, y algunos quizás hablan del desplazamiento de los medios tradicionales. Si miramos alrededor no han muerto si no que han aprendido a convivir y a converger en una misma dinámica en la que la producción de contenidos y los consumos han cambiado. ¿Estamos generando contenido para los “nuevos” usuarios?
Quisiera cerrar este texto con 4 puntos clave que además de sintetizar lo anterior se convierten en claves para la comunicación política en la actualidad:
Estamos en el momento de la inteligencia colectiva: Las nuevas generaciones quieren participar de los escenarios políticos, pese a que se evidencia una lejanía entre los jóvenes con los partidos políticos tradicionales. Invítalos a hacer parte del cambio, de la creación de contenidos, de agendas, pero de forma natural y real. Hoy a través de estrategias que integren lo offline y lo online es mucho más sencillo.
Los ciudadanos se quieren sentir identificados en los canales del candidato/político: Como lo mencioné previamente, debemos pensar en nuestros públicos, conocerlos, interpretarlos y darles contenidos acordes a sus necesidades. Pero es muy importante que el ciudadano se sienta identificado con lo que ve, no necesariamente que aparezca en una foto o vídeo, pero sí que las experiencias e historias allí compartidas se sientan como propias.
Ten en cuenta que los social media son canales de auditoría: Estamos a un clic de distancia del político que queramos, podemos saber no solo su agenda y gestión, sino que además podemos exigirles y evaluarlos de forma más directa, en otras palabras, podemos auditarlos. Como candidato ten en cuenta esto, lo que hagas será evaluado por una multitud y no necesariamente por aquellos que siguen tus postulados políticos.
¿Conoces cómo consumen contenido tus públicos? En una era de convergencia es importante tener en cuenta no solo el lugar donde se encuentran los ciudadanos que quiero que me apoyen, sino cómo consumen contenido y de qué tipo. ¿Ven televisión? ¿Escuchan radio? ¿Están en redes sociales? Un ejemplo de ello lo enseñó Obama en el 2012, durante su campaña electoral estudió las horas en las cuales los usuarios consumían series digitales (Netflix, Amazon) y era allí cuando compartía publicidad en redes sociales. Entendió que muchos mientras consumimos series, tenemos nuestro Twitter o Facebook abierto y estamos allí generando conversación sobre el programa que vemos. Eso es precisamente, como lo he mencionado, convergencia de medios.
En conclusión, es claro que tanto usuarios, como contenidos y medios han cambiado y con ellos la forma de hacer política, así que, si no evolucionas con el mundo, es probable que tus competidores sí lo hagan. El reto en el ejercicio político se ha profundizado gracias a la convergencia de los medios en la que el político, sus asesores y quienes trabajan en este campo deben sincronizar sus estrategias como respuesta a este fenómeno y para lo que se requiere agilidad, analítica y proactividad para responder al usuario, el centro de la convergencia.