Tal como sucede en un programa de televisión, se suele hablar mucho de aquellas personas que aparecen ante cámaras, atribuyéndoles los éxitos o fracasos que pueda generar la realización de un show, una novela, una película o una serie.
Pocas son las personas que se ponen a meditar sobre la estructura, la organización o el equipo que, tras bambalinas, se encuentran abocados a que el producto proyectado sea el más adecuado. Algo similar ocurre en el sector privado, donde los colaboradores ayudan a construir más que la imagen de una persona, una marca reconocida y respetada.
Cuando ingresé al ámbito público tenía muy claro la similitud que se presentaba, ahora con un producto que ―en muchas ocasiones― termina siendo personificado en un Congresista, un Ministro de Estado, el Presidente, alcaldes y líderes políticos.
En la política, nuestra mirada se centra en el personaje, sin reparar siquiera en el equipo que a pocos pasos de él se encuentra desarrollando estrategias, discursos, programas, sustentos, investigaciones, etc. Se les identifica como el backstage. A mí me gusta verlos como el corazón de la operación.
Personajes muchas veces sin nombre, de apariciones fugaces en las cámaras de tv que no solo cumplen con un trabajo técnico, sino que dando más de lo que les corresponde, no dudan en alentar alguna buena decisión y criticar (sobre todo aquellos que tienen la camiseta más puesta) aquellos errores que no solo se toman en equipo, sino que muchas veces son ensayadas de manera individual por el líder del mismo. Jóvenes que despliegan emoción y adrenalina pura, pero sobre todo esperanza. No tan jóvenes que comparten experiencia, mesura, pero sobre todo conocimiento.
En este primer año de logros, retos enfrentados, responsabilidades asumidas y compromisos adoptados, no puedo dejar de reconocer el trabajo de los miembros del equipo técnico de la Comisión de Constitución y de mi despacho congresal. Ellos son el corazón del «IGV justo», «derecho constitucional al agua», «la reforma electoral», «la delegación de facultades», «la ley de reconstrucción», entre muchas, pero muchas otras metas alcanzadas. ¡Un fuerte aplauso para ellos y mi más sincero reconocimiento público!