La reforma electoral avanza

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Foto: LaMula

Existe consenso para afirmar que los sistemas electorales juegan un papel muy importante en los sistemas políticos, porque —entre otros— permiten construir la legitimidad de los gobiernos y sus gobernantes, especialmente en democracia.

Esto se debe a que consignan, por un lado, las reglas de juego a las que se someten las fuerzas políticas en competencia, cuando entran en carrera por obtener el voto popular para ganar elecciones. Y por otro, porque permiten traducir la voluntad del pueblo, públicamente expresada, en representación política, en los distintos niveles de gobierno y las instituciones de elección popular.

Se trata de un mecanismo complejo que, independientemente de su sofisticación o tecnicismo, requiere de determinados aspectos, desde su diseño, adopción, implementación e incluso reforma, como garantía y expresión de democracia y de los principios que la inspiran.

Teniendo claro lo señalado, es importante advertir que la decisión tomada por la Comisión de Constitución (desde las primeras semanas de instalada) ha sido acertada, al disponer la formación del grupo de trabajo de reforma electoral. No solo por la importancia del tema, sino mas relevante aún, por la excelente oportunidad de contar con un tiempo holgado que permita estudiar las diferentes aristas sin presiones, más aún si hemos sido víctimas directas de los vestigios que deja la toma de decisiones contra el reloj.

Hoy, tenemos la suerte de contar con una gran labor desarrollada por el Grupo de Trabajo de Reforma Electoral, grupo que ha concluido con el encargo encomendado y que se convierte así en el primer paso fundamental para lograr un cuerpo normativo que ordene, sistematice y clarifique las reglas electorales en nuestro país.

Ahora bien, sin olvidar el gran objetivo que nos inspira, es inminente ser conscientes que el tiempo vuelve a asomarse de manera temeraria, y que estamos obligados a encontrar un equilibrio que permita contar con normas oportunas, sin que ello implique la renuncia a conseguir un tremendo resultado.

Debemos pues, legislar oportunamente. Asumiendo las responsabilidades que se nos presentan. Manteniendo claro el objetivo final, pero cuidando celosamente que la presión no sea quien distorsione el producto esperado.

Todos los peruanos queremos y merecemos una reforma electoral… y ello nadie nos los arrebatará.

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