Conozco a una madre maravillosa, valiente, luchadora, que pudo sacar adelante 5 hijos sola, sin ayuda de nadie, sin políticas públicas dirigidas a protegerla, a ella y a sus pequeños de 2, 4, 5, 6 y 9 años, o siquiera, destinadas a permitirle insertarse rápidamente a la PEA. Esta profesora de escuela, cargaba a diario con los más pequeños, de 2 y 4 años, hasta una escuela pública donde ella dictaba clases, mientras que el resto de los niños asistían a otra escuela cerca de su hogar.
Esta realidad data de un poco más de 35 años. Entonces, con ocasión del día de la madre, cabría preguntarse, cómo han evolucionado las políticas públicas destinadas, por ejemplo, a generar espacios público y privados de protección a los menores, o de empoderamiento a la mujer, respecto de las reclamaciones de derechos alimentarios para sus menores hijos.
La realidad es que hemos avanzado en algunos aspectos. Hoy, por ejemplo, tenemos una ley de prisión efectiva para deudores alimentarios, pero falta articular esfuerzos en las autoridades involucradas para evitar la ya conocida, “sacada de vuelta”.
Sin embargo, respecto a espacios públicos o públicos-privados para el cuidado de niños de madres trabajadoras, el avance ha sido mínimo. Si bien el 04 de enero de 1919, el Gobierno creó salas cunas en centros laborales, con asistencia profesional y técnica; es hacia 1993, que el Estado Peruano desarrolla un modelo de atención integral a los niños menores de tres años, bajo un modelo desarrollado con asistencia de UNICEF, el cual a la fecha es insuficiente.
Por ello, urge nuevamente implementar mecanismos creativos que nos permiten incrementar la cobertura hacia niños de menores recursos, cuyos padres o madres no pueden cuidarlos a lo largo del día o bien pagar por su cuidado. Allí, justamente, es donde se requieren importantes políticas públicas.
Según la OIT, el porcentaje de mujeres que hoy trabajamos se ha incrementado fuertemente, sobre todo en las dos últimas décadas (de 53% a 61%), asumiendo un papel importante en la economía familiar. Han sido muchos los factores que han influenciado este incremento significativo, destacando los nuevos paradigmas o roles, la necesidad de aprovechar oportunidades laborales, mayor formación académica y la necesidad de aportar económicamente en la vida del hogar.
Sin embargo, además de tener que lidiar con un problema tan grave como la ausencia de centros de cuidado de niños menores de tres años, las mujeres madres hoy también sufrimos una ola creciente de violencia respecto al cuidado y protección de nuestros hijos. Soy madre de 4 niños, opté por traerlos al mundo en forma natural, opte por la lactancia exclusiva, pude elegir no ponerme la epidural, pude elegir un parto acompañado con el “culpable”.
Estos derechos que parecen tan obvios, hoy vienen siendo mancillados, por ejemplo, a través de una práctica comercial cada vez más recurrente: «recomendar” la cesárea en lugar de un parto natural.