La emergencia que vivió el país, entre los meses de marzo y abril, desnudó una serie de problemas que los peruanos no hemos querido enfrentar en su momento, cual polvo que se esconde debajo de la alfombra.
Obras deleznables, urbanismo desbordado, trabajos de prevención incompletos y una serie de etcéteras que explotaron en nuestras propias narices por darle la espalda a la corrupción y a las malas autoridades. Si no fuera por la acción oportuna del gobierno, apoyado en las Fuerzas Armadas, y la propia solidaridad de los peruanos, no hubiéramos salido adelante.
Ahora el Gobierno, con el apoyo del Congreso, cuenta con una herramienta para hacerle frente a las consecuencias de este desastre: La Ley que crea la autoridad para la reconstrucción con cambios.
Hace poco se ha nombrado a Pablo de la Flor como director de la mencionada autoridad. Fui testigo del profesionalismo de De la Flor durante la época en que el Perú negoció el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Yo era entonces vocera peruana en el Foro Mipyme Andino y él se preocupó mucho de mi participación en las negociaciones, incluso me permitió trabajar de la mano con el equipo encargado de esta tarea.
De la Flor ahora ha asumido el reto de recuperar la fe de los peruanos en el Estado. Ya no más obras hechas a medias como ocurrió en Pisco, tras el terremoto del 2007, ya no más trabajos sobrevaluados, y sobre todo ya no más corrupción.
De acuerdo a la ley, el director de la autoridad de reconstrucción tiene 90 días para presentar su plan de trabajo, que debe recoger las iniciativas de los gobiernos locales y regionales. Los avances serán informados cada seis meses en el primer año y luego de manera anual; y se han establecido controles necesarios para dejar actuar a esta nueva institución.
No dudo que De la Flor tendrá un camino con muchas dificultades. Debemos dejar de lado la absurda rivalidad política a costa del pueblo peruano. Es hora de demostrar que con honestidad, eficiencia y profesionalismo se pueden hacer los cambios que el país necesita. Todos, ahora, #UnaSolaFuerza.