¿Un nuevo antisistema?

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El influyente y muy respetado periodista de CNN en Español, Fernando del Rincón, en sus candentes declaraciones en la edición del lunes último en depolitika.pe (https://www.depolitika.pe/2017/04/24/fernando-del-rincon-el-peru-es-una-olla-a-presion-a-punto-de-reventar/) piensa que el Perú va a reincidir en un voto anti sistema, pese a que la elección presidencial en el 2011, de Ollanta Humala, lo representó así, y fracasó.
Pero cuidado, la historia de los famosos outsiders o antisistemas no es nueva en nuestro país. Debemos recordar que Alejandro Toledo también lo fue, a su modo. Él se posicionó como un outsider dentro de la democracia, como un economista tecnócrata con las “cualidades” de rescatar al Perú del decenio fujimorista. También lo fue Alberto Fujimori en su tiempo, con su famoso tractor para posicionarse como el ingeniero agrónomo del campo “ajeno a la política tradicional”. No debemos olvidar que fue ese mismo Fujimori “antisistema” que terminó, sin reparos, quebrando el orden constitucional de nuestro país.

La historia de gobernantes “outsiders” o antisistema no solo ha alcanzado a Presidentes de la República y a candidatos advenedizos camuflados bajo esa careta. ¿Acaso no es larga la lista de Gobernadores Regionales y Alcaldes Provinciales y municipales ─hoy procesados o presos─ que en su momento se presentaron bajo la apariencia de que eran las caras nuevas, frescas, limpias e independientes que el país reclamaba?

La historia de nuestro país nos enrostra esta cruda y peligrosa realidad. No obstante, sí es posible que se cumpla el vaticinio del periodista Fernando del Rincón en la medida que la opinión pública sea orientada a incluir en la misma bolsa a todos los políticos, tecnócratas, y “outsiders”, sin distinguir a los que representan y tenemos una visión del Perú próspero y con justicia social, de aquellos que parecieran tener como único objetivo el bien personal, como lo hemos visto en los casos de Alejandro Toledo y Ollanta Humala, descalificados por los bochornosos hechos que los han desenmascarado, y por lo increíble de sus  propias mentiras.

Un auténtico político de Estado tiene un origen partidario, una trayectoria pública. Ha pasado por diversos puestos y cargos de responsabilidad, conoce el país, comprende a su gente. Ha recorrido su geografía, ha estudiado sus posibilidades y explorado sus soluciones. Un auténtico político de Estado es un demócrata comprobado, acepta la alternancia en el poder y respeta la autonomía de los Poderes públicos, defiende la libertad de expresión y los derechos humanos y –sustancialmente─ tiene un compromiso con el Perú al cual ha consagrado su vida.

Debe quedar claro en la mente de todos los peruanos, pero sobretodo en los líderes de opinión y los medios de comunicación, que esos valores merecen respeto y no deben ser confundidos con los improvisados y advenedizos que carecen de vocación de servicio y participan en la política para servir intereses que no son los de la Nación ni los de su pueblo.

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