Las últimas reformas importantes en el Estado se dieron en la década del 90. El país era vulnerable al terrorismo, a la pobreza, y a la desorganización gubernamental. Los analistas e historiadores consideran que las reformas eran necesarias, lo que critican son las malas formas, cerrar el congreso, por ejemplo, y en debilitar la institucionalidad.
Esas reformas, donde los economistas y abogados hicieron un gran trabajo, se mantienen en la actualidad, pero 25 años después, han aparecido nuevas vulnerabilidades que nos afectan con mayor frecuencia y entre las que podemos mencionar: la corrupción, el cambio climático, la inseguridad ciudadana, desorden y caos de nuestras urbes. En todos estos casos se nota que el Estado, intersectorialmente, por niveles de gobierno y por sistemas, ha tenido una mala respuesta, y que ha representado un alto costo en vidas, dinero y calidad de vida a todos los peruanos, siendo obvio que ser proactivos y preventivos nos hubiese costado mucho menos. Frente a los desastres, todos los sectores y niveles de gobierno responden siempre “si se han tomado medidas, entonces ¿qué pasó?”, ¿no será que las metas planteadas arbitrariamente por cada sector son demasiado laxas? Es como un corredor de 100 metros planos se sienta satisfecho con una marca de 15 segundos y que con frecuencia le corresponda correr las olimpiadas, siempre quedará deslucido frente a las marcas mundiales de menos de 9 segundos en 100 metros
El Acuerdo Nacional es un magnifico documento Político pero el ciudadano no lo ha hecho suyo, es tan declarativo que si le cambiamos el nombre por cualquier país también le sirve, lo que quiero decir es que no tiene identidad propia.
Es necesario pensar en una nueva estructura que responda en forma dinámica y con gran impacto sobre la mitigación de los riesgos que esas vulnerabilidades nos generan. Pero esa estructura debe responder a estrategias simples que sean de rápido acceso y entendimiento de los ciudadanos, en ese sentido podemos plantear 4 conceptos simples: “La informalidad no es el motor de la innovación ni del emprendimiento, si no es fuente de desorden e ingobernabilidad”, “La permeabilidad y permisividad frente a las faltas (violación de normas), son fuente y origen de corrupción y delitos”, “El clima y la naturaleza son fortalezas para lograr el desarrollo y crecimiento, el no ser capases de gestionarla adecuadamente es nuestra principal debilidad” y “Ser éticos es la mejor forma de convivir en paz con los demás”.
Corresponde al estadista diseñar la estrategia, a administradores, ingenieros, arquitectos diseñar la estructura. El gobierno chino, que se encuentra en plena expansión y crecimiento, se encuentra dirigido por una mayoría de ingenieros; nuestro parlamento y los cargos en los diferentes niveles de gobierno son mayoritariamente ocupados por abogados que serían muy eficientes y necesarios un situaciones normales y estables. La coyuntura es propicia para construir y reconstruir, con las profesiones ad hoc, en todos los aspectos necesarios para que el país funcione mejor.
La creación de una nueva entidad para la reconstrucción del país sugiere y reconoce que el estado no funciona eficientemente y ha propuesto una nueva y arriesgada forma de hacer gestión pública.
Si pretendemos integrarnos al mundo, salir de la trampa del ingreso medio y ser miembros activos del Organismos para la Cooperación y Desarrollo Económico, debemos contar con un país formal, ético, seguro y en armonía con su clima y medio ambiente, con un Estado más exigente en sus metas y un ciudadano involucrado e interesado en pedir cuentas a sus gobernantes.